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España España · Oviedo
Voto de Gould:
10
Western. Romance. Comedia Terminada la Guerra de Secesión (1861-1865), el general Owen Thursday, tras ser degradado, es enviado a Fort Apache en calidad de coronel para hacerse cargo del mando. El fuerte, situado en medio del desierto de Arizona, es un puesto militar fronterizo cuyos soldados están curtidos en la lucha contra los apaches mescaleros. (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El coronel Thursday -Henry Fonda- llega junto a su hija –Shirley Temple- para hacerse cargo del puesto de comandante de Fort Apache, en Arizona, al que ha sido degradado. Su estricta disciplina y sentido del deber, basado más en la apariencia y en la búsqueda de mérito a toda costa, chocará pronto con el resto de oficiales y, en especial, con el capitán Kirby York –John Wayne-, en un momento en el que los levantiscos apaches de Cochise están en pie de guerra y a los que hay que hacer volver a la reserva a toda costa.

El escenario del “Monument Valley”, magníficamente fotografiado por Archie Stout (años después ganaría el Oscar con “El hombre tranquilo”) otorga unidad y sentido dramático a este primer capítulo de la llamada “Trilogía de la caballería” a la que seguirán “She wore a yellow ribbon” (1949, La legión invencible) y “Rio Grande” (1950). La “Trilogía de la caballería” es una suerte de variaciones sobre un mismo tema: esta primera, “Fort Apache”, tiene un carácter más épico; en la “La legión invencible” predomina un tono melancólico y, a ratos, sombrío para desembocar en “Rio Grande” de tono más elegíaco e íntimo.

Ford mezcla sabiamente acción, melodrama y humor para entretejer de modo admirable los diferentes ejes de la tensión dramática entre los personajes. Es evidente -y una constante en la trilogía- que a Ford no le interesa la batalla (la descripción del primer enfrentamiento con los indios se diluye entre el polvo sin mostrarlo) sino las tensiones y una particular dialéctica basada en el amor, la amistad o el rechazo entre sus personajes, tensiones que concluyen en los 25 últimos minutos de la película con las escenas del ataque indio. El ejército se nos representa como una familia, con sus ritos y reglas particulares, su sentido de la comunidad o sus bailes - inolvidable, prodigiosa escena esta-

El director norteamericano presenta algunos de los personajes-arquetipos que volverá a utilizar en la trilogía, repitiendo algunos caracteres o manteniendo sólo algunos nombres como York u O’Rourke; también repetirá escenas o elementos argumentales en otras partes de la trilogía como la prueba de los caballos, las canciones melancólicas o, qué se yo, los lugares inverosímiles en los que el borrachuzo McLaglen esconde el whiskey. El retrato de Thursday es soberbio, con la complejidad de las luces y sombras de un personaje de rasgos shakespearianos –muy propio del guionista Frank Nugent-, al que Ford sabe mostrar calculador, mezquino y ambicioso, pero también con un código de justicia y una rectitud insobornables. Hay en esta primera película menos espacio para Wayne, protagonista absoluto de las otras dos, que cede su sitio a la tenebrosa interpretación de Henry Fonda y a un conjunto excepcional de actores secundarios que conforman la maestría de esta película. La figura interpretada por Sherley Temple suele ser muy criticada entre los beatos seguidores de Ford pero es un elemento clave que atempera los ingredientes de drama y tiene una irresistible y repipi gracia adolescente conscientemente buscada por Ford. Acompañándola, la troupe de habituales actores fordianos, sin Harry Carey ni Ben Johnson pero sí con Ward Bond, que no volverá a aparecer en la trilogía, y Victor McLaglen, cómico y gamberro en las tres aunque con diferente nombre en esta primera.

El epílogo final, antológico y recordado, en el que mito y falsedad van de la mano necesariamente para la construcción de una nación -“Correct in every detail”- cierra magistralmente esta extraordinaria obra maestra.
Gould
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