La verdad es que la idea era buena y hay que admitir que no es un horror de mala, ya que no aburre y eso es harto pedir pese al alargado metraje.

Obviando frivolidades, era interesante el enfoque buscado sobre la naturaleza de las relaciones miradas desde los dos frentes, pero claro, la banalización de la TV yanqui es mucho más fuerte. Así es, por que siempre son los hombres los que salen más damnificados acabadas estas historietas orientadas al publico de esas putas series televisivas tan veneradas hoy en día.

Claramente, con una cirugía mayor al guión, a esto se le podría haber sacado oro. Kwapis y su anodina dirección tampoco ayuda, ya que el realizador insiste en tratar con demasiada seriedad una cinta que claramente hubiera ganado un kilo con un enfoque mas exagerado y gamberro… es cierto, a veces es mejor de ese modo. Muchas veces vemos a los interpretes soltando diálogos que no parecen conversaciones si no mas bien discursos, moralina incluida, téngase presente. Ojo con Ginnifer Goodwin y Justin Long, que no lo hacen mal, pero son meros caracteres explicativos.

La idea de tejer la historia en mosaicos o “sin protagonista” (un siútico le diría “coral”) estaba bien, pero la insuficiencia del libreto y el vacío de los personajes hecha a todo por tierra. Así es como se desaprovecha a un reparto lumbrera, el cual personalmente hubiera dejado tal cual, claro con la excepción de Ben Affleck, que está mas insulso que de costumbre, menudo soso. Hasta Kris Kristofferson andaba por ahí.

En el mismo apartado, imposible olvidar a Scarlett Johansson, interpretativamente una actriz del montón, pero seguramente una de las mujeres más atractivas de la historia del celuloide. Kwapis se muestra magnánimo y nos enseña las generosas formas de la rubia y sus abundantes tetas, que se mueven por la pantalla con desenfado. 3 puntos por eso, sumándome a las alabanzas de los colegas de FilmAffinity.