Película de enorme contundencia dentro de su simplicidad, que ejerce una atracción muy especial por su planteamiento alejado de una condimentación formal-espiritual comercial, lo cual hoy día, la convierte en un auténtico oasis dentro del desierto de guiones enlatados, enclichetados y absolutamente preprogramados que nos invade miremos hacia la dirección que miremos.
Se trata de una producción franco-israelí en la que felizmente sorprende la autocrítica que se destila continuamente con respecto al propio israel en cuanto al ya eterno conflicto con palestina, además de mostrarnos con clarividencia la realidad cotidiana del patético papel que sigue ostentando la mujer dentro de la oxidada y acartonada mentalidad del mundo musulmán.
Es pues, una historia con múltiples lecturas, expuestas todas ellas con un sencillez meridiana significativamente eficaz, que, por supuesto, merece muy mucho la pena, aunque solo sea por el necesario y elocuente amargor que nos acompañará aun durante un tiempo, tras desaparecer los títulos de crédito.