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Voto de mikinervio:
8
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/8.png)
6,9
298
Comedia
Maggie es un carguero cuyo viejo capitán se empeña en mantener a flote, a pesar de que se encuentra en un estado ruinoso. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí otra gloriosa comedia de los estudios Ealing, un nuevo tesoro de Alexander MacKendrick que de nuevo nos traslada a la vieja escocia a bordo de una antigualla flotante (Maggie), en compañía del entrañable capitán MacTaggart y su peculiar tripulación.
Continúo en spoiler:
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El asunto trata de una valiosa carga perteneciente a un rico negociante norteamericano que, debido a un despiste predispuesto por el veterano y borrachín capitán, éste conseguirá que se contrate a la centenaria barcaza para el transporte del preciado cargamento, cuando la pobre Maggie se encuentra a punto de ser jubilada administrativamente y distando poco de ser convertida en chatarra.
Al igual que en "Whisky Galore", la película está confeccionada con la auténtica médula espinal de la tradición escocesa, que desprende a su paso ese inestimable candor humano característico de la vieja escuela, con esas formas de entender la vida tan presentes a su vez en casi toda la obra Fordiana. Y MacKendrick maneja a la perfección la bobina, deshilando momentos de tierna carcajada entremezclados con melancólicas sonrisas, al hacer que nos demos cuenta del precio que hemos pagado por la evolución y en lugar de mostrarnos las ventajas que suelen destellar en todo cambio, prefiere mirar hacia lo que queda atrás, lo que se pierde, que en este caso se trata en buena parte de nuestra propia identidad. Hemos conseguido llegar a no ser nadie o más bien, nos hemos convertido en simples mercenarios del vil metal de la indispensable subsistencia, autómatas programados sin otro lazo que nos transfiera profundidad o sentido a nuestro quehacer diario. Qué inconmensurable envidia me produce observar al grumete de esta historia, con cuanto orgullo proclamaría a los cuatro vientos mi humilde desempeño.
Sé de sobra que no es oro todo lo que reluce, pero el brillo que ilumina estas películas se traduce en una exorbitante savia que hace aflorar en su degustación solo lo bueno de nuestros interiores y eso es, precisamente, lo que las transforma en imperecederas.
Al igual que en "Whisky Galore", la película está confeccionada con la auténtica médula espinal de la tradición escocesa, que desprende a su paso ese inestimable candor humano característico de la vieja escuela, con esas formas de entender la vida tan presentes a su vez en casi toda la obra Fordiana. Y MacKendrick maneja a la perfección la bobina, deshilando momentos de tierna carcajada entremezclados con melancólicas sonrisas, al hacer que nos demos cuenta del precio que hemos pagado por la evolución y en lugar de mostrarnos las ventajas que suelen destellar en todo cambio, prefiere mirar hacia lo que queda atrás, lo que se pierde, que en este caso se trata en buena parte de nuestra propia identidad. Hemos conseguido llegar a no ser nadie o más bien, nos hemos convertido en simples mercenarios del vil metal de la indispensable subsistencia, autómatas programados sin otro lazo que nos transfiera profundidad o sentido a nuestro quehacer diario. Qué inconmensurable envidia me produce observar al grumete de esta historia, con cuanto orgullo proclamaría a los cuatro vientos mi humilde desempeño.
Sé de sobra que no es oro todo lo que reluce, pero el brillo que ilumina estas películas se traduce en una exorbitante savia que hace aflorar en su degustación solo lo bueno de nuestros interiores y eso es, precisamente, lo que las transforma en imperecederas.