Una película que escoge un tema trivial, pero que le da mucho protagonismo, donde hay muchos hilos que hay que tener en cuenta para hacer un drama (no sé porque ponen que es comedia, porque para nada lo es).

Una familia humilde, que vive lo justo, se encuentra con un gran dilema: el padre crecer en su trabajo y por ello necesitar invertir mucho dinero, o la boda de su hija.

Vemos a una familia que no hay amor. La madre confiesa que nunca le ha prestado mucha atención, y también confiesa que sacó sin amor. El hermano que apenas aparece, tiene más ganas de salir de ese hogar como nadie.

Es un drama familiar, donde cada personaje tiene su voz y su verdad, pero en este mundo donde el dinero lo es todo, a veces es difícil equilibrar la vida.

Lástima que no se hubieran puesto más esfuerzo tanto en dirección como en interpretación. Amo a Bette Davis, pero debo de confesar que en esta película es en donde la he visto más floja. Quizás, no era su mejor momento ni personal ni profesional y esto pasa factura en su interpretación. Ya que hay momentos que su cara dice una cosa y su diálogo otra. Y no es por el personaje, porque podría ser así.

Gusto de ver a Ernest Borgnine, que ya lleva unas pocas películas siendo un gran protagonista, aunque películas de presupuestos menores.

Debbie Reynolds, que manifestó más tarde que no le gustó trabajar en esta película, no por el resultado o trabajo, pero se ve que el directo la abofeteó... así tuvo que ser trabajar en esta película.

Y Rod Taylor, que lleva poco tiempo en el cine, y aquí le vemos en uno de sus primeros papeles, esta sería la primera con la MGM y que le daría el éxito futuro.