Tiene más de 40 años y el paso del tiempo le ha dejado un aire bastante cutre. No obstante, se mantiene y resulta interesante a causa del uso exagerado y sorprendente del absurdo.
La producción es normalita, nada de tirar cohetes, realista, rústica en exteriores e interiores y escasa de medios.
La dirección trata de ser original y de sorprender, lo consigue a medias, con una técnica deficiente y a base de trucos. Es muy teatral, es más yo diría que estamos ante el Teatro de lo Absurdo.
La historia resulta chocante porque está desarrollada a salto de mata, a base de situaciones sin pies ni cabeza. Aparentemente existe un hilo conductor, las relaciones entre el millonario excentrico y la extraña escritora, visionaria y con mágicos poderes, pero nada más; no le busque explicaciones porque no las tiene. Creo que de surrealismo no tiene nada de nada, que el montaje se basa en pasar de un absurdo a otro. Hasta el elegante final.
Los protagonistas están correctos. Fernando Rey haciendo de Fernando Rey, con su sempiterno traje y su perfecta dicción, pero que cuando hace de Alfredo Landa patina sobre hielo y resulta ridículo. Y, por supuesto, la triste y enigmática belleza de Catherine Deneuve que es la que soporta, con su frialdad, a la película. Si no hubiera sido por ella estaríamos hablando de regular. Lo que pasa que Catherine Deneuve siempre actúa de la misma manera, sea el papel que sea.
Resumiendo: una película curiosa por su argumento, pero nada más, menor, sin grandes aportes al Cine.