Los Pelayo, con paciencia, con método, sin trampa ni cartón, ganaron dinero a espuertas en los casinos de Madrid, Barcelona, Canarias… y de ahí a Ámsterdam y otras ciudades europeas, para dar el salto a Las Vegas y Oceanía. Amasaron una fortuna de más de 250 millones de pesetas (algo menos de dos millones de euros en esos entonces) a lo largo de tres años desde principios de los 90. Claro está, los casinos tomaron sus recaudos y contramedidas cuando los descubrieron, cambiando las ruletas de lugar, modificando el modelo o intercambiando piezas de unas y otras.

Incluso, hablando del padre de los Pelayo, los aficionados al cine de cierta edad recordarán que el cine español de la transición nos trajo dos películas bastante frescas tituladas una “Frente al mar” (1978) y la otra “Corridas de alegría” (1982), dirigidas por Gonzalo García-Pelayo, que era un individuo polifacético que había pasado antes por la televisión de aquella época, y que además fue también escritor, productor musical y, a lo que nos trae aquí, experto en desbancar casinos.

García Pelayo dijo de su famoso libro “La fabulosa historia de los Pelayo” (2003): “Esto es un libro de aventuras. Ojalá fuera considerado de esta manera, como el relato de una aventura vital. El juego me parece una metáfora de la vida”. Ocurrió también que les fue negada la entrada en algunos casinos, pero tuvieron que readmitirlos por disposición judicial: “Se ha demostrado que no hacía trampas y no había ningún motivo para que no me dejaran entrar”, dijo el patriarca Pelayo.

Esta película The Pelayos, está tomada de la historia real de los Pelayos: padre, hijos y sobrinos. Una familia que hizo saltar en muchas ocasiones las bancas de los casinos a donde iban con su método en la cabeza. Cuenta las peripecias de un grupo de jóvenes mayormente, muchachos sin futuro a quienes se les presenta la oportunidad de sus vidas. Cambiar radicalmente su suerte y disfrutar de una aventura que al final es todo un modo de vida absolutamente increíble y nadando a contracorriente: desbancar casinos en todo el mundo con ciencia y tesón.

El director Eduard Cortés hace una dirección en toda regla, con enorme profesionalidad y buen tino, construyendo un film muy entretenido, emocionante, con sus pizcas de romance y sorpresa final. Tiene un guión del propio Cortés y Piti Español. Buena música de Micka Luna y también buena fotografía de David Omedes.

El reparto está de bueno a sobresaliente. Lluís Homar excelente de patriarca. Daniel Brühl hace como hijo mayor uno de los papeles principales del film de manera muy creíble. Miguel Ángel Silvestre estupendo. Oriol Vila da el nivel sobrado. Vicente Romero muy correcto. Blanca Suárez sensual y de excelencia. Marina Salas estupenda. Hui Chi Chiu sobresaliente, me ha gustado mucho. Eduard Fernández estupendo, como el gran actor que es.

La película tiene algo-bastante de película americana ya desde su título: tono ligero, hibridación thriller- comedia, el patrón clásico de grupo heterogéneo de colegas, y el punto de vista elegido que en este caso es inevitablemente el casino. No es una obra compleja, es un cine de entretenimiento, pero honesto, da lo que se espera del film, sin pretensiones, pero con profesionalidad: tiene una excelente puesta en escena, elegante; un reparto actoral bien conjuntado y coral; un ritmo in crescendo; aporta simpatía; humor; relata una vida real que parece inventada; y con eso le basta y le sobra para ganar al espectador.

A mí me ha gustado. Además, reinventa la imagen de un Curro Jiménez plan casino, que da de comer a algunos jovenzuelos y jovenas –por seguir con la juerga-, y además, dentro de la legalidad vigente. Curioso, cachondo.

Recomiendo esta película, sí, como distracción y como mensajito y aviso para navegantes, pues que tampoco se puede exprimir tanto al personal. Si seguimos así, ese “personal” se va a rebelar, y no será con la estadística y la bolita. A ver, pensad un poquito. Además, es una película amena, bien narrada, buenos actores, un guión inteligente que huye de la moralina gratuita, y una dirección correctísima. Una película simpática, agradable de ver y muy fresca; y basada en hechos y personajes patrios reales.