Western dirigido por con enorme oficio por Richard Thorpe y protagonizado con total solvencia por Burt Lancaster, Robert Walker y la actriz Joanne Dru, entre otros. Aunque no se encuentra entre las mejores cintas del género, tiene aspectos destacables y, en general, es bastante respetable y digna.

La trama sigue a Owen Daybright (Lancaster), un vaquero que trabaja en el rancho de los Callum. Owen es un hombre bueno, leal y trabajador, pero su vida da un giro cuando regresa de un viaje y descubre que su hermanastro Lee Strobie (Walker), ha cometido un desliz con otra mujer, que no la suya (Dru), a la que ha dejado embarazada, y que ha dado a luz.

Además, Owen Su esposa Owen (Dru), no sabe bien cómo hacer con su esposo y Owen no para de sacarlo de mil problemas. Además, Richard ama en silencio a la esposa de Owen. La trama se deslizará hacia un final peliagudo de traición y perdón.

La película se desarrolla en encuadrada por hermosos paisajes del oeste de Estados Unidos, con montañas, praderas, ríos y cañones. La fotografía de Charles Schoenbaum captura la majestuosidad de la naturaleza y crea una atmósfera adecuada para un western, a lo cual acompaña una sensacional música del gran compositor Rudolph G. Kopp.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Burt Lancaster. Su presencia en pantalla es magnética, y su personaje refleja la lucha interna entre la lealtad y la venganza. Robert Walker también hace un buen trabajo como el antagonista y malévolo cobarde Lee, aunque su personaje está menos desarrollado.

La película aborda temas como la amistad, la traición, la redención; también el amor paterno filial y el amor romántico. Aunque la trama es predecible en algunos momentos, la tensión entre los personajes y las escenas de acción mantienen el interés del espectador.

En resumen, película que resulta interesante para quienes amamos el género. La fotografía y las actuaciones sobre todo hacen que valga la pena verla.