Haz click aquí para copiar la URL
España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta obra, los miembros de un jurado en EE.UU. deben juzgar a un adolescente acusado de parricidio. Al principio del film, once de los doce componentes del jurado están decididos a condenar al joven. Pero uno de sus miembros, quizá el principal protagonista, Henry Fonda, manifiesta sus dudas sobre el caso y decide defender la inocencia del acusado. A partir de ahí intenta convencer a los otros miembros sobre la complejidad del asunto en juicio, los errores de la defensa y, pues, la presumible inocencia del joven.

Es una película de calado, de envergadura, una genial dirección de actores de parte de Sydney Lumet, que consigue, en un ambiente asfixiante de calor y claustrofóbico socialmente, meternos dentro del corazón y la mente de hombres muy diversos que constantemente se enfrentan con modales de enfado y rabia (en realidad la película originalmente se titula Doce hombres enfadados: “Twelve Angry Men”) pugnando por sus propias valoraciones sobre el caso, caso que suscita las más interesantes pero también peregrinas valoraciones. Todo ello en un ambiente que Lumet hace asfixiante entre gestos crispados e íntimas angustias

Doce hombres sin piedad es, como su título indica, una grandiosa interpretación coral de doce actores metidos en una habitación dirimiendo sobre la culpabilidad de un convicto. El espectador no ha presenciado el juicio, pues la película se inicia prácticamente con el final del mismo y el comienzo de las deliberaciones del jurado. Y en la habitación donde están los doce hombres (ninguna mujer en toda la película), se va haciendo un repaso de ese juicio, una disección del mismo, de modo que es como si lo hubiéramos presenciado. Esta película es, por así decirlo, el negativo de un juicio.

La cinta quizá peque un tanto de teatralidad, pero la dirección de Lumet y el elenco de excelentes actores en perfecta armonía interpretativa diluyen este presunto inconveniente, haciendo del film toda una lección psicológica sobre la naturaleza humana, sus filias, sus fobias, los prejuicios omnipresentes, el egoísmo, la irracionalidad, las fluctuaciones en el ánimo y en los pareceres de los personajes, la persuasión, la parcialidad, la vida personal de algunos de los miembros de este singular grupo, en fin, si usted quiere aprender Psicología en 95 minutos, nada mejor que ver este magnífico drama judicial que obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Berlín de 1957. La película es una especie de cóctel perspicaz, sutil, fascinante y genial cuyo resultado es una obra maestra.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow