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España España · Granada
Voto de Kikivall:
6
Thriller. Drama. Fantástico Un joven con la cara magullada es descubierto en un aeropuerto. Dice llamarse Adrien Legrand, un niño que desapareció hace 10 años. Para su padre, Vincent, esto supone el final de una larga pesadilla y lo lleva a casa. Por otra parte, en la región se han sucedido una serie de horribles asesinatos. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2021
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora y guionista de esta película, Julia Ducournau, utiliza el terror para contar una historia de amor en la que apenas importa el género. Se desarrolla la trama a través de Alexia, una niña atraída por el titanio después de un accidente en coche, tras el cual le tuvieron que implantar intracranealmente una placa de este metal.

En su juventud, Alexia se convierte en una bella y sensual mujer que se contornea sobre los coches y, además, se ha convertido en una asesina en serie, sin que sepamos bien las razones. Tras ser reconocida por la policía, en su huida, se hace pasar por un muchacho desaparecido hace muchos años.

En esta situación se acerca al padre de este joven, un bombero que anhela la llegada de su hijo. El tal padre es un narcisista obsesionado en cultivar su cuerpo. Ambos están interpretados por un espectacular Vincent Lindon y la debutante Aghate Rouselle.

Es difícil escapar a los efectos inmediatos de una obra tan desconcertante y potente como esta, una especie de catarsis que deja al espectador prácticamente KO y desorientado.

Un imborrable recuerdo de imágenes asombrosas y bastante locas; una especie de descarga brutal. “La mantiene en pie su insaciable libido, su mecánica indestructible y la certeza de que nadie tiene nada... salvo coche quizá” (Martínez).

Ducournau construye supuestamente una fábula sobre la carne liberada de ataduras, sobre cierta metamorfosis trans hacia lo inquebrantable. En la sinopsis de la película la propia directora escribe: "Tras una serie de crímenes sin explicación, un padre encuentra a su hijo desaparecido hace 10 años. Titanio: metal altamente resistente al calor y a la corrosión, que ofrece aleaciones muy duras". Y en estas palabras está prácticamente todo apuntado.

Tras las primeras escenas del accidente de la niña y el implante de la placa de titanio, acto seguido, la actriz la Rousselle, con gesto ido baila en un tabuco, mata, practica el sexo literalmente con un coche (aunque no sabremos qué la convirtió en adicta al metal cromado), asesina de nuevo varias veces, huye, se disfraza de varón, se hace pasar por un muchacho y observa que está embarazada; incluso pierde aceite por sus genitales y la panza de madre brilla metálica: asombroso.

Alexia se hace pasar por Adrien Legrand, el niño que 10 años atrás desapareció. Para su padre, Vincent, esto supone el final de una larga pesadilla y lo/la lleva a casa. Un padre que lo (la) quiere por encima de todo. Y en ese tránsito, Alexia descubre finalmente algo equivalente al más tierno afecto.

Todo se desenvuelve en un ambiente de colores ácidos donde el espectador se sumerge en una odisea de la identidad. Sin ser ningún género, los encierra todos a la vez: es terror y cuento fantástico; thriller de enorme tensión; y tragedia de enorme brutalidad.

El filme conjuga en su historia la diversidad sexual, la dislocación de la familia, la hibridación de lo humano con lo metálico-robótico, y la violencia como vía de escape. Todo ello con un compuesto de imágenes transgresoras y demoledoras, que puede herir la sensibilidad de los corazones sensibles.

El resultado es una película entre el sueño y una realidad hostil que todo lo encharca. La desesperación del bombero por dar con su hijo es la misma que la de la protagonista por saber quién es y qué le está ocurriendo.

Alexia paulatinamente se apropia de su género y acaba en otro punto diferente, dejando claro que eso no importa. Lo que importa es que esta psicópata y asesina en serie, termina por convertirse en alguien humano gracias al amor. "En el fondo todo lo que quería hacer con esta película era una historia de amor, eso es lo que significa para mí y en lo que pensaba durante la escritura", ha manifestado Ducournau.

Igualmente, la directora expresó: "Mi intención es que la gente entienda que la cuestión del género es irrelevante. La identidad es totalmente algo que cada uno construye (…) Alexa no se transforma porque quiera; sino por necesidad, para evitar ser perseguida por la policía. Sin embargo, en un punto de la película ella quiere ser esa persona. Eso es lo importante. Porque ahí es cuando el público tiene que aceptar eso, y el amor entre ellos".

Pero no puedo cerrar estas líneas sobre este thriller tenso y brutal sin transcribir las palabras de Carlos Boyero, con las cuales acuerdo muy mucho. Boyero sentencia sobre esta película: “me parece espantosa e indescriptible… No sé las drogas que se tomaría la directora para crear una película de una señora que folla con los coches, se queda embarazada de uno y tiene un bebé de titanio”.
Kikivall
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