Ya se sabe que en las comedias negras hay exageraciones. Pero esta se pasa de rosca. Como ocurre muy a menudo, el planteamiento y el primer desarrollo atraen, con detalles muy bien traídos. Pero después hay que llegar a una resolución y atar todos los atractivos cabos que ha ido soltando. Y ahí la película falla más que la consabida escopeta de feria. Lo que estaba contenido explota de mala manera.
También se sabe que en las comedias negras hay muertos, pero ¡tantos! Con unos más inteligentes giros de guión podría haber quedado algo interesante.