Confieso que no vi la película hasta el final por dos razones. Una, que lo sabía. Dos, que la manera de llegar a él era lenta, repetitiva y cansada.
Porque esa es la cosa: "basada en hechos reales" no quiere decir mucho si los hechos reales no han transcurrido con una cierta intensidad dramática, con unos personajes que atraigan. Tom Hanks es correcto como siempre y el somalí lo hace bien, a pesar de su delgadez casi extrema. Pero no hay chicha, no hay un diálogo de enjundia (porque Musé habla un inglés muy precario).
Unos piratas quieren hacerse con un barco: ¿lo conseguirán o no? Pero ¿qué pasa si sabes de antemano el final?
El cine como arte es recreación, no imitación de la vida sino que, como se sabe, la vida imita al arte.
Una película correcta, pasable, pero poco más.