Ya se ha contado aquí lo esencial: un marine encuentra en la guerra un retrato de mujer, cree que le ha dado suerte y sale en su busca, andando, nada menos.
Y la encuentra, si, por arte de birlobirloque.
Y se enamoran.
Añadir a esto mucha azúcar, nata montada y la cara asombrada de Zac durante toda la película y ya está.
No vale la pena escribir más. Es una medianía, con un guión Insulso, con la típica musiquita romántica.
Un bodrio.