El irregular director y productor francés Luc Besson (firmante de interesantes obras como “Leon, el profesional” o “El quinto elemento” y otras que, quizá vomito como “Juana de Arco”) deja el cine adulto para adentrarse en el universo de los “Minimoys”, unos pequeños seres que habitan en el jardín de la abuela de Arthur y que, junto con este, buscaran un tesoro escondido y lucharan contra el malvado M. Cinco años de trabajo, 200 animadores y 65 millones son las cifras. El resultado, excesivamente tópico e infantil, con alguna salvedad que demuestra el buenhacer de Besson. Unos dibujos y paisaje muy bien elaborados (nada que envidiar a Pixar) pero falta esa picardía y riesgo que se vislumbra en los trabajos de Lasseter.