Montaña rusa de sensaciones en poco más de hora y media de película. La calidad técnica es impecable y más teniendo en cuenta el presupuesto con el que ha sido producida, apenas 6000€. La interpretación de los actores es espectacular, lidiando con primerísimos planos donde la capacidad de expresión es más que exigente y, el mensaje, hace que tu cabeza no pare de pensar incluso horas después de salir del cine. En definitiva, una película de esas que da para un interesante debate posterior entre amigos y que siembra en tu cabeza una idea que probablemente no tenías antes de entrar en la sala. En mi opinión, ya va siendo hora de que podamos elegir en cartelera obras que nos hagan reflexionar sobre nuestra vida y nuestros principios, en vez de tanto cine de risa fácil y kilos de palomitas.