Aún estoy aturdido por el intenso drama que tuve el placer de ver anoche en el estreno de "The sweet smell of success", basado en las complicadas relaciones entre mi hermana y yo, y su noviazgo con ese guitarrista de tres al cuarto que la ha apartado de mí. Por doloroso que me resulte tener que revivirlo y compartirlo con todo aquel que vea el film, es innegable la maestría que demuestra el tal Alexander MacKendrick para plasmar la complejidad de los entresijos políticos en los que me ví envuelto para intentar proteger a mi hermana, y la interpretación de Lancaster... he de admitir que no sólo se parece a mí, sino que actúa exactamente como yo lo hice, incluso algo más punzante y diligente que yo. Una obra maestra que he de alabar, puesto que ya es inevitable que mucha gente la vea, al menos reconoceré el atrevimiento y la inteligencia con la que se ha llevado mi drama a la gran pantalla. Y no, no he necesitado de Sydney ni de ninguna otra vívora ávida de éxito como él que me haya recomendado escribir esta columna, simplemente me gustó y le he querído hacer un favor a esta obra.


J.J. Hunsecker. 28 de junio, 1957