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España España · K-PAX
Voto de PROT:
9
Drama En uno de esos barrios situados al sur de las grandes ciudades, a los que no llega ni el metro ni el dinero, Javi, Manu y Rai son compañeros de instituto, pero, sobre todo, amigos. Tienen esa edad en la que ni se es hombre ni se es niño, en la que se habla mucho de chicas y muy poco con ellas. Comparten también la vida en el barrio, el calor del verano y un montón de problemas. El primero es el propio barrio, un lugar de grandes bloques ... [+]
15 de diciembre de 2008
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que, en mayor o menor medida, todas las personas que escribimos en esta página hemos sido en algún momento de nuestra infancia o en algún momento de nuestra adolescencia chicos o chicas, en el buen sentido, de la calle. Soy del parecer, quizá acertado o quizá no, que los niños de antes, de antes de la irrupción bestial de la Tecnología, quiero decir, vivíamos más. No sé si vivíamos mejor, pero desde luego serán pocos los que duden que los que fuimos niños y niñas sin multimedia conocíamos más del mundo: no es lo mismo pasar seis horas de una tarde enfrente de una pantalla plana que pasar seis horas de una tarde por las calles de una ciudad. Y esto es una verdad inmutable e imperecedera.
Los amigos de mi grupo de amigos solíamos quedar, tanto en verano como durante los fines de semana de la época en la que teníamos quince años, a eso de las diez de la mañana; y, muchas veces, salvo el descanso más o menos obligado por comer con la familia, aparecíamos para dormir y en la mayoría de los casos después de las once de la noche. Fuimos de la generación del rescate, del marro, de las charlas hasta las tantas en los bancos del parque, de los partidos de fútbol en los campos de cemento de aquellos colegios cuyas tapias saltábamos sólo por darnos a nuestro pasatiempo favorito; fuimos de los que también soñábamos con habitar algún día por derecho propio la banda izquierda del Vicente Calderón, de los que preferíamos una cola inmensa en un supermercado nada más que porque la cajera estaba como un tren, de los que nos peleábamos como cruzados con chicos de otro distrito con los tiragüitos prehistóricos que fabricábamos con boquitas de botellas...
Me gusta mucho BARRIO. Me gusta porque me trae el color de las tardes con mis amigos, el sabor de las rebanadas de pan con mantequilla y azúcar, el recuerdo de todas las chicas a las que tantísimo esfuerzo me suponía acercarme. Me trae BARRIO a mi hermano desde Toledo, a mis primos desde León, a todos y cada uno de los miembros de mi Pandilla de los cuatro puntos de la rosa náutica, a Ella desde su puesto en alguna parte del mundo.
El hecho de que hemos ganado cosas con la Tecnología es otra verdad inmutable e imperecedera; pero si a ti, que ahora te encuentras enfrente de una pantalla plana y me estás leyendo, BARRIO te trae de la otra parte de las cosas el recuerdo de Ella, el sabor de aquellas rebanadas de pan con mantequilla y azúcar o el color de esas remotas tardes con tus amigos, muy posiblemente tanta mejora no te haya merecido la pena.
PROT
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