Muchos habrán llegado a esta peli por los caprichos de un algoritmo y ¡ojo! pueden llevarse un chasco si confían en alguna de las etiquetas que le ponen.

¿Es terror? En absoluto. Su capacidad de asustar es similar a la de los precios de un Starbucks.
¿Es comedia? No sé qué concepto tiene McG del humor pero su empeño, por ejemplo, en sacar chistes de un disparo en cierta parte de la anatomía femenina es patético.
¿Es gore? Hay sangre a calderos y varias muertes muy aparatosas, pero de ahí a la violencia gráfica extrema va un trecho.
¿Es una de erotismo adolescente? Poner a Samara Weaving en bikini o en pantalones ultracortos no es suficiente para crear un icono sexual.
¿Es un refrito imposible de clásicos ochenteros? Ni siquiera eso. Citar determinados títulos o personajes de películas míticas no siempre es hacer un homenaje.

¿Qué es, entonces, “The Babysitter"? Un fraude y un modo de descubrir que existen un sinfín de pelis infinitamente mejores.