No lo entiendo. Tenemos a Steve McQueen. Un director que en cinco años rodó tres películas con una potencia dramática y humana difícilmente igualable. Historias singulares e inspiradoras, tanto por sus héroes como por el antiheroe de "Shame". Un director con un modo de hacer pensado para acaparar premios o, como poco, nominaciones. Dispuesto a trabajar con la crudeza y sacudir nuestros fundamentos morales para hacernos salir del cine más enriquecidos que culpables.

Y, de repente, después de otros cinco años de vacío, se presenta con "Viudas". Como mínimo hay que decir que no es lo que cabía esperar de Steve McQueen. ¿Es un thriller interesante? Sí. ¿Manipula algunos códigos del género para ofrecernos detalles interesantes? También. ¿Cumple con la sacrosanta norma del entretenimiento en productos de este tipo? Lo hace.

Sin embargo, "Viudas" no cumple expectativas. Por el tipo de historia, por los atajos mal resueltos que toma la narración en varios puntos y el uso cuestionable de algunos ingredientes. En muchos momentos lo que le salva es una galería de personajes sólidos a pesar de las circunstancias y cierta sensación de aire fresco para el género de atracos. Pero para esto no hacía falta McQueen.