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Voto de El Extranjero :
3
5,5
1.410
Thriller
Johnny el guapo (Mickey Rourke) es conocido por este nombre debido a la terrible deformación de su cara. Está en prisión, donde paga por un robo en el que sus cómplices lo dejaron tirado asesinando, además, a su mejor amigo. La policía le propone salir, a cambio del nombre de los criminales, pero Johnny se resiste. Tiene su propio código moral y, además, sería un blanco inconfundible por su aspecto. Un cirujano plástico le ofrece la ... [+]
22 de mayo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por lo bueno que es Ellen Barkin. La bellísima diva que ya compartió cartel con dioses de la interpretación como Al Pacino en 'Melodía de seducción' (1989) o Jack Nicholson en la muy infravalorada 'Ella nunca se niega' (1992) se erige en esta película de Walter Hill en una femme fatale de considerable envergadura, aunque por desgracia nunca fue especialmente recordada, cosa que por su parte no es de extrañar teniendo en cuenta el fallido derrotero que acaba tomando el filme
Y es que al personaje de la rubia estadounidense, el mayor atractivo del filme se la termina sacando muy poco partido.
Y es que al personaje de la rubia estadounidense, el mayor atractivo del filme se la termina sacando muy poco partido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y es que en vez de aprovechar la química que estaba llamada a surgir entre ella y el ahora transforamdo Rourke en un varón que desprende estilo y personalidad la película opta por adquirir un tono burdo e incluso un tanto infantil. Otra manera no se me ocurre de calificar al apresurado y delirante desenlace final en el que tanto ella y Henriksen (el socio con el que mantiene una cada vez más inestable relación, en todos los sentidos de la palabra) descubren de manera precipitada y forzada que Rourke era el socio con la cara deformada al que años atrás traicionaron y dieron por muerto. En un poco coherente climax final, Barkin se pone a insultarle como una poseída, en lo que Rourke se los carga a todos pero muere él también delante de la chica que le quería de verdad. Entonces entra en escena el policía Morgan Freeman (un rol bastante curioso por mordaz y vacilón dentro de la filmografía del aún joven actor) que a pesar de que nunca le tuvo demasiada simpatía por Rourke, consciente y por consiguiente receloso de él y de la máxima de que mala hierba que nunca muere se apiada del malogrado y difunto criminal, pues él mismo se busco su propio destino, morir por querer ir a vengarse en vez de rehacer su vida ahora que podía. Me hubiera gustado un final más intenso, original, acorde a la incómoda premisa que incorpora el duro condicionante de lo que supone arrastrar un imborrable factor por el que todos te rechacen hasta llegar de repente, cual el mayor de los milagrosos regalos caídos del cielo imaginable, la milagrosa transformación que elimina esa cruz de un plumazo. A pesar de la posible intensidad que pueda transmitir este comentario acerca del final he de constatar que esta se queda sobre el papel, ya que sobre la pantalla el comentado espectáculo es de lo más irrisorio, aliñado con una puesta en escena de los más tópica, poco inspirada.
Personalmente hubiera aplaudido un final más hedonista o amoral, cada cual que lo llame como quiera. Que los dos (Rourke y Barkin) hubieran traicionado a Henriksen, el antiguo socio de Barkin con el que esta ya no se lleva tan bien, y se fugasen juntos los dos tras el último golpe que dieron junto al mencionado Henriksen. Rourke dejaría colgada a la inocente pero dulce secretaria (Elizabeth McGovern) que conoció en su permiso carcelario pero emprendería una huida junto a la despampanante Barkin.
Aunque haya víctimas inocentes de por medio cada uno va a por lo que más quiere según cada momento. Máxima aplicable al análisis del comportamiento humano.
Personalmente hubiera aplaudido un final más hedonista o amoral, cada cual que lo llame como quiera. Que los dos (Rourke y Barkin) hubieran traicionado a Henriksen, el antiguo socio de Barkin con el que esta ya no se lleva tan bien, y se fugasen juntos los dos tras el último golpe que dieron junto al mencionado Henriksen. Rourke dejaría colgada a la inocente pero dulce secretaria (Elizabeth McGovern) que conoció en su permiso carcelario pero emprendería una huida junto a la despampanante Barkin.
Aunque haya víctimas inocentes de por medio cada uno va a por lo que más quiere según cada momento. Máxima aplicable al análisis del comportamiento humano.