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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Acción Cuando Tong Po, el sanguinario campeón de Kickboxing, deja paralítico a su hermano, Eric jura vengarse del hombre a quienes todos consideran invencible, aunque le cueste la vida. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2013
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película debería ser obligatoria para todos los chavales, digamos, de trece a dieciocho años. No, no pongáis esa expresión de horror. Cierto que hay mucha sangre, mucha violencia y varios comportamientos delictivos, pero eso es lo de menos, porque lo prioritario en «Kickboxer» son valores como la voluntad, el esfuerzo, el sacrificio, la lealtad, el honor y el amor, principios que encarna como un auténtico héroe el fenomenal Jean-Claude Van Damme.

Así que deberíamos quitarnos esos prejuicios y esas delicadezas respecto a lo que los adolescentes pueden o no pueden ver y fijarnos en lo que verdaderamente ofrece una historia, lo que enseña y lo que alienta. Estoy segura de que Jean-Claude Van Damme sufriendo como el que más, dejándose la piel en un entrenamiento que perfectamente podría ser una tortura para muchos de nosotros y luchando contra la mayor representación del mal, es una buena motivación para cualquiera. Además, es que todo lo que envuelve a «Kickboxer» es una paranoia que alucina, un tributo a lo ancestral, a la magia de los antepasados, a la conexión con los animales, al espíritu del hombre que se eleva en medio de la naturaleza frondosas y rodeado de deidades. Van Damme se adentra en el mito del Muay Thai, que no parece ni un deporte, sino un culto, una forma de vida, un secreto que se practica en cuevas subterráneas y con cristales en los puños. ¿Esto es serio?, se preguntarán algunos. Yo qué sé, pero ¿importa?

«Kickboxer» es un espectáculo de artes marciales y de poderío físico, con un Van Damme que hace lo que sabe hacer y nos deja boquiabiertos. Banda sonora de la época, lo cual es un gustazo, alternada con cortes instrumentales de Paul Hertzog, que es otro gustazo. El maestro Xian es simpatiquísimo y la chica se enamora de Van Damme en cuestión de minutos, lo cual es lo más comprensible del mundo, y más con esos besos que le da en la oscuridad y enseñando musculatura. Memorable el bailecito que se marca en el bar y esas camisetas de tirantes tipo maya que le quedarían horribles a cualquier hombre y que sólo Van Damme por ser Van Damme puede lucir sin quedar hortera.

Grande Jean Claude y grande la película, y los demás que digan lo que quieran.
Kaori
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