Sí, tenéis razón muchos de vosotros: esta película no se olvida y se recordará en el tiempo... precisamente por su horroroso y temible desenlace, ejemplo de coletazo trágico que muchas historias imponen para que la película tenga ese regusto a dramón que queda siempre mucho más serio y profundo que otros géneros. Totalmente gratuito, no digáis que no.

También me parece algo increíble que a estas alturas se diga que una película es una obra maestra porque no tiene errores técnicos. Por favor, ¿tan mal anda el Cine? La técnica intercambiable está al alcance de cualquiera que haga películas, y más hoy en día; el Arte, no.

Hechas estas aclaraciones sin importancia, sigo con «Cold Mountain», obra a la que en apariencia no le falta de nada pero que una vez te pones a verla empiezas a notar que pese a las intenciones superlativas, la película no llega a esas dimensiones épicas y emocionales que pretende. Porque es lo que pretende: que sintamos un gran amor, una gran pasión y una gran pena por las consecuencias de la guerra, sin conseguirlo verdaderamente. El mensaje antibélico está puesto de una manera tan simple como engañosa; vuelvo a repetir que mostrar a una gente matando a otros y caras tristes no sirve como reflexión de nada, del por qué, del cómo, de la transformación humana a la que se somete el individuo en situaciones extremas. Nada de esto existe aquí. El viaje de Inman es horrendo en todos los sentidos, zafio en algunas ocasiones y casi de chiste. El personaje de Hoffman es vomitivo y no sé qué nos quieren decir con él; el de la anciana-sanadora rocambolesco y la secuencia de la casa con las mujeres acosadoras inconcebible. Bueno, o no tan inconcebible si pensamos que Inman es el guapísimo de Jude Law, quien tiene más problemas en quitarse a las mujeres de encima que en escapar del enemigo.

Mientras Inman viaja atropelladamente, Ada (Nicole Kidman) le espera en su granja en compañía de Ruby, una Renée Zellweger que por alguna razón que se nos escapa se llevó todos los premios a la mejor actriz secundaria. Sin comentarios. El personaje de Ada, insípido a no poder más, se diluye a raíz de la aparición de Ruby, lo que perjudica bastante a la trama, con un tufillo a independentismo feminista bastante discutible. Como ya he dicho, el desenlace es para coger y quemar la película, directamente.

Me estoy dando cuenta de que mi crítica es severísima, pero en realidad «Cold Mountain» también tiene sus aciertos. No es aburrida a pesar de las dos horas y media, tiene sus momentos buenos, reparto conocido, diversas aventuras que no se saben cómo pueden acabar y unos paisajes hermosos. Se ve.