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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Drama Kile Hadley, un magnate del petróleo, y Mitch Wayne, su mejor amigo y empleado, se enamoran de la misma mujer: la secretaria Lucy Moore. Kile, que es un alcohólico irresponsable, se casa con ella, aunque Mitch está convencido de que con esta boda Lucy comete un gran error. Al cabo de un año, contra todo pronóstico, Kyle parece un hombre nuevo: ha dejado de beber y presta más atención a sus negocios. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2017
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico como quien dice del que descubro que es de los grandes del melodrama, Douglas Sirk, y además con Rock Hudson. Pues vamos a verla.

La historia es tal que así: una buena chica se enamora del chico malo mientras el chico bueno se queda mirando. Este cliché del «chico malo» es ante lo que más deberíamos rebelarnos las mujeres; y ante ese mito del «va a cambiar» o «puedo hacer que cambie», también. Mentira todo. No niego la capacidad de rectificación de las personas bajo determinadas circunstancias pero ese cambio tiene que venir de uno mismo, tiene que ser una decisión seria que se desarrolle en el tiempo, no en veinticuatro horas como le ocurre a Kyle. Tampoco se puede negar que esto del «cambio» es una fantasía de la mujer altamente recurrida, extendida y complicada que, al menos, habría que saber interpretar y plasmar para que no resulte bien horrible, o bien estúpido y poco creíble, tal y como ocurre en «Escrito sobre el viento».

Porque no es probable que si tú conoces a Rock Hudson en plan hombre perfecto que te quiere con locura... vayas tú y te fijes en su amigo, que es más feo, más problemático, más peligroso y más idiota y que te está diciendo abiertamente que es un fracaso. En serio que yo no daba crédito a lo que estaba viendo: ¿es que nos gusta ser infelices? Si ya de por sí este planteamiento hay que cogerlo con alfileres, peor es que el enamoramiento de la protagonista Lucy sea en un par de horas en las que el «chico malo» la ha tratado como a una furcia llevándola a su picadero y comprándola con regalos caros. Lo más romántico del mundo, por supuesto. Y todo esto con Rock Hudson, es decir, Mitch al lado con cara de estar preguntándose a sí mismo «pero cómo narices me pasa esto a mí».

Sin embargo, no es lo único increíble en esta película. Ahí está si no la frívola hermana de Kyle, Marylee. Dorothy Malone se llevó el Oscar, aunque a mí este estilo interpretativo lo encuentro algo histriónico y no me va mucho. El caso es que Marylee está perdidamente enamorada de un hombre que la rachaza, así que lo que hace para conquistarlo y atraerlo hacia ella es «divertirse» con todos los hombres que pilla y restregárselo por las narices, sin ningún pudor. Marylee, querida, esa técnica me parece a mí que no te va a funcionar...

Así están las cosas, junto con intrigas, celos, envidias, maltratos y tragedias dignas de todo culebrón, sin que en ningún momento la credibilidad se recupere, sino todo lo contrario. Lecturas sobre la decadencia de una clase social y tal, pues totalmente secundario: porque en todas partes hay borrachos, crímenes, frescas, hijos malcriados y amores no correspondidos. Pretender endosarle estos males a una única clase y además presentarlos como causas de su decadencia es sobradamente ridículo.

Nada creíble. El remate, al final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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