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Colombia Colombia · Medellín
Voto de César:
9
Romance. Drama Durante unas vacaciones estivales, Felicia y Charles tienen un apasionado romance, pero debido a una confusión de direcciones pierden el contacto. Cinco años después, en Navidad, Felicia vive en París con su madre y con su hija nacida nueve meses después de aquel verano. En su vida sentimental, Felicia duda entre Maxence, un peluquero, y Loic, un joven librero intelectual, pero es incapaz de comprometerse con ninguno de ellos porque no ... [+]
7 de agosto de 2008
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una faceta de Rohmer desconcertante si uno se alinea del lado del racionalismo y es su lado metafísico, que había yo descubierto en Rayo Verde, Mi Noche con Maud y que ahora encuentro en este Cuento de Invierno de 1992.

Sin embargo esta faceta metafísica no se vislumbra a través de una trama grandilocuente o fantástica, sino, como es común en Rohmer, por medio de la casualidad y la cotidianidad de unos personajes sumamente veraces y cuya dirección, también como siempre, resulta magistral.

Y es que en Cuento de Invierno Rohmer decide darle un golpe a la razón, pues a partir de exhibir una Felice en apariencia caprichosa e inmadura, que pareciera jugar con los hombres (Maxence y Loic) a quienes quiere (pero no quiere tanto, o no quiere para vivir con ellos, o no quiere una milésima como quiso a Charles) poniendo al espectador masculino al borde de la misoginia, nos sorprende luego con una indulgencia para con Felice, pues al final premia el supuesto “capricho” con el cumplimiento de la premonición.

Entonces lo que parecía inmadurez e histerismo resultó “apuesta” en el sentido pascaliano del concepto, lo que parecía irresponsabilidad resultaron ser decisiones prudentes motivadas por el presentimiento, la intuición y un convencimiento para nada sustentado en hechos razonables.

De igual forma y como es inevitable en Rohmer entran a jugar los personajes de la cultura occidental como Platón, Pascal, la religión católica en contraste con las creencias de la llamada “nueva era”, traídos en medio de las visitas de los amigos o después de un Shakespeare al que asisten Felice y Loic. Si bien a algunos ven como pedantes estas puestas en escena tan propias de Rohmer, yo las encuentro útiles, porque un gesto en él es siempre relacionar la cotidianidad con problemas generales, pues finalmente muchas de nuestras posturas y decisiones en la vida se rigen a partir de las expectativas generales que tengamos, en términos de la política, la religión, la justicia, el orden trascendental o las contingencias.

Finalmente Rohmer en este cuento de invierno es indulgente ante la apuesta irracional de Felice. ¿Ella encontraría después de cinco años de incomunicación a su amor de verano, de quien tiene una hija que él ignora? ¿En caso de hallarlo él estaría libre de compromiso o acaso aún la amará?

Rohmer dice que en este caso sí, y Felice no era cabeza hueca sino que podía sentir lo que los otros no podían pensar, por eso no apostó por los hombres que quisieron darlo todo por ella, sino que apostó por quien ella siempre quiso sin importar lo casi imposible de la misma. Felice cree como lo hizo Platón en que la inmortalidad del alma se comprueba ante la existencia de ciertas ideas que no tienen piso necesario en el teatro de las acciones cotidianas. Felice creía en que había un único amor y triunfó, en esa película.

¿Apostar?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
César
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