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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
3
Acción. Bélico. Aventuras. Fantástico Adaptación del cómic de Frank Miller (autor del cómic 'Sin City') sobre la famosa batalla de las Termópilas (480 a.C.). El objetivo de Jerjes, emperador de Persia, era la conquista de Grecia, lo que desencadenó las Guerras Médicas. Dada la gravedad de la situación, el rey Leónidas de Esparta (Gerard Butler) y 300 espartanos se enfrentaron a un ejército persa que era inmensamente superior. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2008
65 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los partidos de fútbol, en ocasiones, pueden ser un coñazo. Así que mucha gente se encomienda a los programas televisivos donde los resumenes de la jornada y de las distintas ligas cobran máximo interés para todo futbolero de pro que se precie. En ellos, la repetición de la jugada es algo ya típico, y sirve para recrearse con la misma. Hacía adelante, hacía detrás, a cámara lenta... cualquier modo de volverla a ver, resulta insuficiente, siempre que se trate de un jugadón.
Pues bien, Snyder nos presenta "300" como si de una moviola se tratase, así que todo va a cámara lenta: Las batallas, los hachazos, la gente cayendo por los barrancos... ¡hasta la sangre! No existe la gravedad, ni las ganas de ofrecer un espectáculo épico, sino más bien unvideojuego. Pena que en la peli de Snyder no haya ningún jugadón, y al final tanta cámara lenta termine resultando absurda.

El guión, como no, es como el de un videojuego: Empiezan cargándose simples esclavos, siguen con los inmortales esos, luego aparece un enemigo final de Mortal Kombat maqueado para la ocasión, unos rinocerontes y elefantes que no se sabe de donde demonios salen, un tipo con pinzas de cangrejo al que no sabes si se cargan o no, y los inmortales esos again, pero esta vez lanzando petardetes.
También alguien más lanza petardetes: El guionista que se curró esos diálogos, ya que al final no sabes si estás tragándote otra película donde Bruce Willis suelta frases con chispa mientras se carga malos de tres en tres, o una donde los espartanos se enfrentaron a los persas. Y es que oir frases del palo "Nuestros hombres han intercambiado cultura esta mañana" (tras zurcirse a hostias) o "No me podría arrodillar ante tí, es que tengo un calambre" (o algo así) es, directamente, como para cuestionarse qué está viendo uno.

Por lo demás, tampoco cabría olvidar momentos como el propiciado por Jerjes ante Leonidas y la posterior frase de éste al volver con sus soldados ("Esta noche habrá juerga, chicos", bastante demencial), o los del espartano deforme, que son ridículos y grotescos.
No veo ninguna gran interpretación en la de Butler, que en el mejor de los casos parece que se ha comido un estofado en mal estado, pero el encanto de Headey (a la que ya tuve el inmenso placer de ver en "Sarah Connor Chronicles") lo soluciona todo, y con creces.
Del final y de los trucos sensibleros (ese maizal a lo "Gladiator", que parece se ha transformado en un recurso de lo más resultón ya), mejor no hablar, porque entonces la cosa daría para unas cuantas líneas más, y es que ¿a quien se le ocurre meter baza sentimentaloide en un film de hostias y testosterona? Manda huevos.
Grandine
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