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Voto de Anibal Ricci:
8
Drama Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los silencios que envuelven a los personajes dan cuenta del dilema moral que enfrentan. Un guión sobresaliente inspirado en la quiebra de Lehman Brothers refleja el probable clima que se desató en Wall Street durante las primeras horas de la crisis económica del 2008; marco perfecto para que se luzcan actores de la talla de Jeremy Irons, Kevin Spacey y Stanley Tucci.

Las bolsas accionarias transan papeles de acuerdo a lo que sucede en el minuto, el corto plazo llevado al extremo. Si un operador se entera primero que los activos de una compañía no tienen valor y decide vender al instante, es probable que obtenga una ganancia desproporcionada, igual a la suma de las pérdidas de todo el resto de los compradores.

Antes de que se produjera la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos, los especuladores estaban en conocimiento de que vendían hipotecas que la gente no podría pagar, y administraban sus carteras de clientes en base a probabilidades tal como lo hacen las compañías de seguros.

“El precio de la codicia” es brillante al tratar el tema de las decisiones de corto plazo, que tienen como resultado a unas pocas personas inmensamente enriquecidas, a costa de una gran mayoría de gente más pobre, decisiones algunas veces tomadas para hacer pésimos negocios para las economías agregadas o si se prefiere, negocios que no perdurarán en el mediano y largo plazo de las economías globales.

El precio de la codicia es la constatación de no producir nada que sea tangible (solo dinero), renunciar a la familia porque lo inmediato es lo importante, estar rodeado de enemigos, y finalmente olvidar la relación que existe entre el dinero y los bienes que se adquieren con él.

El precio de la codicia son un montón de jubilaciones millonarias con el objeto de ocultar la verdad por unas horas, no importando si a su paso se destruyen los mercados y la credibilidad de la gente, incluso por varios años, y tampoco la cantidad de familias destrozadas que van quedando atrás.
Anibal Ricci
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