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Voto de Ferdydurke:
6
6,8
5.445
Drama. Comedia
Sandy Bates, director de cine especializado en comedias, asiste a una revisión de su obra en un hotel de la costa. Mientras a su alrededor todo el mundo quiere conocerlo y colmarlo de halagos, Bates se refugia en su interior para repasar los instantes más significativos de su vida sentimental y encontrar un sentido a su vida dentro de un mundo que cada vez le resulta más extraño e inhóspito. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tren del infierno. Tratamiento capilar. Arrebato proustiano. Por si los nazis. Celebrity.
Louis Armstrong y Charlotte Rampling. Ese es el sentido. Belleza femenina y buena música. El nombre de Dios: Louis Rampling y Charlotte Armstrong.
En su caso, el sentido es hacer lo que mejor sabe, de reír, chistes a troche y moche (me gustan más tus primeras películas cómicas, frase que le decían continuamente en aquella época en la que se empezó a poner algo más serio y que servía de detector de tontos), ser un buen comediante, crear arte humilde. Esa sería su vocación/misión. El esparcimiento, no pierde ripio ni oportunidad, está hecho un don juan, serían los flirteos, los líos de faldas, más aburridos y prescindibles para el espectador medio, sin duda.
En primer plano está la lucha por la supervivencia, las preocupaciones espirituales vienen después, cuando el bienestar básico está asegurado, la comida en la nevera, la declaración de la renta bien hecha y la luz encendida cuando quieras; solo entonces te puedes suicidar tranquilo.
Ladrón de bicicletas o Mayo del 68. Te preocupas por ganarte el pan, el protagonista de la película italiana, o por mejorar tus condiciones laborales, los obreros franceses; en cambio, los grupos más acomodados o las sociedades más saciadas, los estamentos más ricos o vagos pueden permitirse el lujo de divagar, de gastar fuerzas y dilapidar energías con los problemas existenciales o más puramente religiosos, preguntarse por el porqué y el para qué de todo, si Dios o no, ya tú sabes.
Para Woody la gente, muy especialmente su público y/o admiradores más indiscriminados e irredentos, es muy idiota, pesada y egoísta, autista, ridícula y grotesca en su necesidad pedigüeña, de todo, atención, dinero, tiempo, sexo. Tener éxito supone la inmensa desgracia de tener que aguantar a multitud de tarados e imbéciles todo el santo día tras tus pasos, haciendo el mongolo a tu retortero, pidiéndote cosas, dándote la brasa, haciéndote perder el tiempo, todo el rato, sin ningún descanso ni consuelo.
Esta película es muy brillante e inteligente, como casi siempre, un examen de su carrera hasta ese momento de 1980, con el humor indispensable e irreverente a veces, a cuestas y gracias. Está muy bien, pero es un poco agotadora, lo mete todo, nada deja fuera, suma infinita de bromas, ingenios, ocurrencias, alusiones, citas y guiños autorreferenciales.
La parte amorosa es más floja, está mejor cuando se pone divertido, como metralleta cachondo, o metaficticio, qué cosa.
Louis Armstrong y Charlotte Rampling. Ese es el sentido. Belleza femenina y buena música. El nombre de Dios: Louis Rampling y Charlotte Armstrong.
En su caso, el sentido es hacer lo que mejor sabe, de reír, chistes a troche y moche (me gustan más tus primeras películas cómicas, frase que le decían continuamente en aquella época en la que se empezó a poner algo más serio y que servía de detector de tontos), ser un buen comediante, crear arte humilde. Esa sería su vocación/misión. El esparcimiento, no pierde ripio ni oportunidad, está hecho un don juan, serían los flirteos, los líos de faldas, más aburridos y prescindibles para el espectador medio, sin duda.
En primer plano está la lucha por la supervivencia, las preocupaciones espirituales vienen después, cuando el bienestar básico está asegurado, la comida en la nevera, la declaración de la renta bien hecha y la luz encendida cuando quieras; solo entonces te puedes suicidar tranquilo.
Ladrón de bicicletas o Mayo del 68. Te preocupas por ganarte el pan, el protagonista de la película italiana, o por mejorar tus condiciones laborales, los obreros franceses; en cambio, los grupos más acomodados o las sociedades más saciadas, los estamentos más ricos o vagos pueden permitirse el lujo de divagar, de gastar fuerzas y dilapidar energías con los problemas existenciales o más puramente religiosos, preguntarse por el porqué y el para qué de todo, si Dios o no, ya tú sabes.
Para Woody la gente, muy especialmente su público y/o admiradores más indiscriminados e irredentos, es muy idiota, pesada y egoísta, autista, ridícula y grotesca en su necesidad pedigüeña, de todo, atención, dinero, tiempo, sexo. Tener éxito supone la inmensa desgracia de tener que aguantar a multitud de tarados e imbéciles todo el santo día tras tus pasos, haciendo el mongolo a tu retortero, pidiéndote cosas, dándote la brasa, haciéndote perder el tiempo, todo el rato, sin ningún descanso ni consuelo.
Esta película es muy brillante e inteligente, como casi siempre, un examen de su carrera hasta ese momento de 1980, con el humor indispensable e irreverente a veces, a cuestas y gracias. Está muy bien, pero es un poco agotadora, lo mete todo, nada deja fuera, suma infinita de bromas, ingenios, ocurrencias, alusiones, citas y guiños autorreferenciales.
La parte amorosa es más floja, está mejor cuando se pone divertido, como metralleta cachondo, o metaficticio, qué cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Debió acabar cuando le pegan un tiro a bocajarro y a quemarropa, muerto de gloria. Final perfecto, le subo la nota. Todo lo que sigue más sobra, es bastante innecesario, redundante, poca cosa.
A nadie le gusta el excesivo realismo. A Woody el que menos. Sabe que para vender el muñeco y seguir haciendo cine es imprescindible mentir a mansalva, la verdad ni en broma, que la gente se enfada, es muy sensible para esas cosas, por eso ha aguantado tantos años, ha tenido una carrera tan larga. Sabe que hay que ser como un mago, engañar con ingenio y humor, hacer trucos para adultos niños, con mentalidad de seis años, hipócritas, peores, que para que se traguen la papilla hay que contarles un cuento preñado de engendros e inventos.
Mezcla de Bergman, "Fresas salvajes", y Fellini, "Ocho y medio".
Blanco y negro hermoso; talento, imaginación, libertad y control.
A nadie le gusta el excesivo realismo. A Woody el que menos. Sabe que para vender el muñeco y seguir haciendo cine es imprescindible mentir a mansalva, la verdad ni en broma, que la gente se enfada, es muy sensible para esas cosas, por eso ha aguantado tantos años, ha tenido una carrera tan larga. Sabe que hay que ser como un mago, engañar con ingenio y humor, hacer trucos para adultos niños, con mentalidad de seis años, hipócritas, peores, que para que se traguen la papilla hay que contarles un cuento preñado de engendros e inventos.
Mezcla de Bergman, "Fresas salvajes", y Fellini, "Ocho y medio".
Blanco y negro hermoso; talento, imaginación, libertad y control.