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Documental
La historia de la toma de rehenes y asesinato de 11 atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 por terroristas palestinos, y la represalia del Estado de Israel contra los autores de la masacre, contada por algunos de los protagonistas de aquellos trágicos acontecimientos.
29 de julio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Munich.
Crónica de una negligencia prolongada en el tiempo, infinita.
Terroristas palestinos, ocho, secuestran y matan deportistas israelís durante la celebración de los juegos olímpicos de 1972, once concretamente. Sobreviven tres asesinos que son posteriormente canjeados por rehenes en un nuevo desgobierno o gran descalzaperros aéreo, con la inefable colaboración, por supuesto, esta vez se supone que mucho más voluntaria, de las autoridades de la república federal alemana, esa patria.
Políticos y jefes policiales haciendo de las suyas, muy especialmente los primeros, los alemanes tan democráticos perpetrando un enorme y grotesco ridículo.
Pudieron haberlos liberado, pero se equivocaron en todo, de cabo a rabo, sin parar de cagarla ni un solo momento, tanto en la forma como en el fondo, dando ejemplo al mundo de la tan cacareada y resplandeciente eficacia germánica, mito que persiste eternamente a pesar de que ellos hayan insistido tercamente, una y otra vez, en desmentirlo con pruebas fehacientes y muy recurrentes, de hecho, en demostrar justo todo lo contrario, torpeza y chapuza a espuertas, se han empeñado radicalmente en rechazar semejante oprobio o tremendo sambenito, pero nada, inútil, imposible, no hay tu tía, maría cristina, ya se sabe que una vez que cuaja un tópico o gran mentira entre la gente, cuanto más descabellado, majadero o alejado de la realidad esté, mucho mejor será, con más facilidad/felicidad entre el querido público prenderá, ya está, se acabó, échate a descansar, que para los restos ahí mismito se quedará, sin tocar ni revisar.
Al final es lo de siempre, maldad e idiotez, esa entente o tándem, la verdadera alianza de civilizaciones que nunca descansa, gana y gana todas las batallas.
Crónica de una negligencia prolongada en el tiempo, infinita.
Terroristas palestinos, ocho, secuestran y matan deportistas israelís durante la celebración de los juegos olímpicos de 1972, once concretamente. Sobreviven tres asesinos que son posteriormente canjeados por rehenes en un nuevo desgobierno o gran descalzaperros aéreo, con la inefable colaboración, por supuesto, esta vez se supone que mucho más voluntaria, de las autoridades de la república federal alemana, esa patria.
Políticos y jefes policiales haciendo de las suyas, muy especialmente los primeros, los alemanes tan democráticos perpetrando un enorme y grotesco ridículo.
Pudieron haberlos liberado, pero se equivocaron en todo, de cabo a rabo, sin parar de cagarla ni un solo momento, tanto en la forma como en el fondo, dando ejemplo al mundo de la tan cacareada y resplandeciente eficacia germánica, mito que persiste eternamente a pesar de que ellos hayan insistido tercamente, una y otra vez, en desmentirlo con pruebas fehacientes y muy recurrentes, de hecho, en demostrar justo todo lo contrario, torpeza y chapuza a espuertas, se han empeñado radicalmente en rechazar semejante oprobio o tremendo sambenito, pero nada, inútil, imposible, no hay tu tía, maría cristina, ya se sabe que una vez que cuaja un tópico o gran mentira entre la gente, cuanto más descabellado, majadero o alejado de la realidad esté, mucho mejor será, con más facilidad/felicidad entre el querido público prenderá, ya está, se acabó, échate a descansar, que para los restos ahí mismito se quedará, sin tocar ni revisar.
Al final es lo de siempre, maldad e idiotez, esa entente o tándem, la verdadera alianza de civilizaciones que nunca descansa, gana y gana todas las batallas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y el Mosad se venga, Spielberg lo contó en su día, y de paso se cargan a unos cuantos civiles que pasaban por allí, cometen también sus groseros/obscenos errores, pese a sus muchas ínfulas y aires infalibles, ni más ni menos.
Lo más curioso, gracioso o sarcástico/cínico de todo es que finalmente los asesinos, numerosos, durante esos años, los de uno y otro lado, se convierten en famosos héroes para uno y otro bando, atentados mediante, nada de actos heroicos, no son precisamente homéricos, mucho más que los deportistas que participaron en el gran evento deportivo, viva la parajoda.
El documental es plano, informativo, voces parlantes y un repaso somero, enunciado leve de los hechos. Una suave y hasta casi irónica denuncia de los gerifaltes tan ineptos/corruptos y poco más, tal vez también muestra indirectamente la apabullante estupidez humana ya mentada más arriba. Corrección académica implacable. Pero muy chato y pobre.
Y de fondo Golda Meir (o la indispensable sensibilidad femenina) y Yasir Arafat ( y el conocido idealismo masculino), vaya pareja, qué miedo.
¿Cuándo empieza la venganza y termina la justicia? ¿Y al revés? ¿No son lo mismo? ¿Y la ley? ¿Es como un chicle? ¿Depende? ¿Y la violencia y el crimen son malos metafísica, absolutamente o depende de cuándo, quién y cómo se perpetre?
Dice el que luego fuera primer ministro israelí que la gran diferencia entre ellos y sus enemigos consiste en que ellos mataban a gente concreta, terrorista, y que el resto de muertos eran fallos solamente, y que sus rivales, en cambio, mataban al primero que pillaban, indiscriminadamente, sin distinguir, a bulto, les daba igual ocho que ochenta. En resumen, que ellos mataban mejor, hasta para eso hay clases. Eran más profesionales. Los otros, unos chapuzas, amateurs. Ellos eran más científicos. Mataban para proteger a los ciudadanos de su país.
Los palestinos piensan que mataban por su gente, por su pueblo, para liberar a sus presos y a su nación ultrajada/usurpada, por Dios, que tenían toda la razón, que en el cielo serían debidamente recompensados.
¿Y si todos estaban en lo cierto al mismo tiempo, qué hacemos? ¿Y si ninguno? ¿Y si solo una parte, cómo lo sabemos, quién lo decide?
En fin, que buenas noches y buena suerte a todos. Mucho la necesitamos.
Lo más curioso, gracioso o sarcástico/cínico de todo es que finalmente los asesinos, numerosos, durante esos años, los de uno y otro lado, se convierten en famosos héroes para uno y otro bando, atentados mediante, nada de actos heroicos, no son precisamente homéricos, mucho más que los deportistas que participaron en el gran evento deportivo, viva la parajoda.
El documental es plano, informativo, voces parlantes y un repaso somero, enunciado leve de los hechos. Una suave y hasta casi irónica denuncia de los gerifaltes tan ineptos/corruptos y poco más, tal vez también muestra indirectamente la apabullante estupidez humana ya mentada más arriba. Corrección académica implacable. Pero muy chato y pobre.
Y de fondo Golda Meir (o la indispensable sensibilidad femenina) y Yasir Arafat ( y el conocido idealismo masculino), vaya pareja, qué miedo.
¿Cuándo empieza la venganza y termina la justicia? ¿Y al revés? ¿No son lo mismo? ¿Y la ley? ¿Es como un chicle? ¿Depende? ¿Y la violencia y el crimen son malos metafísica, absolutamente o depende de cuándo, quién y cómo se perpetre?
Dice el que luego fuera primer ministro israelí que la gran diferencia entre ellos y sus enemigos consiste en que ellos mataban a gente concreta, terrorista, y que el resto de muertos eran fallos solamente, y que sus rivales, en cambio, mataban al primero que pillaban, indiscriminadamente, sin distinguir, a bulto, les daba igual ocho que ochenta. En resumen, que ellos mataban mejor, hasta para eso hay clases. Eran más profesionales. Los otros, unos chapuzas, amateurs. Ellos eran más científicos. Mataban para proteger a los ciudadanos de su país.
Los palestinos piensan que mataban por su gente, por su pueblo, para liberar a sus presos y a su nación ultrajada/usurpada, por Dios, que tenían toda la razón, que en el cielo serían debidamente recompensados.
¿Y si todos estaban en lo cierto al mismo tiempo, qué hacemos? ¿Y si ninguno? ¿Y si solo una parte, cómo lo sabemos, quién lo decide?
En fin, que buenas noches y buena suerte a todos. Mucho la necesitamos.