Dios mío qué mala.
Gente que espía a gente, no hay una sola conversación o sucedido que pase desapercibido o permanezca en el anonimato, en la esfera o ámbito de lo privado, que quede en el olvido, luz y taquígrafos, apunta, toma nota, da fe, no es ínsula solitaria, extraña, imposible, sí corrala, comuna, todo alguien lo escucha o contempla, pone la oreja tras la puerta o el ojo a la virulé mete por la ventana indiscreta agujereada, cotorra, parece aquello reunión de comadres en hora punta y a la vieja usanza más que película de tiros por momentos muchos, Beckett cruzado con la vecina del quinto con el Pato Donald y Lucky Luke aproximadamente, y no se sabe bien a dónde se mira o más bien desde dónde observa cotilla jaja cada susodicho o menda, en lontananza, a la expectativa, venir viéndolas.
Vodevil delirante y pelma hasta el hartazgo, socorro, esto es un atraco, personajes de cartón piedra, tópicos a lo bruto hasta el gorro, puesta en escena chusca cutre, trama de risa, sermones a contrapelo que me indigesto abotargados y adormecedores, el pecho palomo de Brady, Angelita, no te venges, venga, hombre, para qué, que eso es mu malo, mucho mejor que duda cabe ir al muere en nombre de la ley que para eso está, dónde va a parar, para las más grandes ocasiones, que ya se sabe que por estos lares ser sheriff o marshall es una forma muy elaborada y precisa, no como otra cualquiera, de eutanasia, la cola nos llega de aquí hasta Dinamarca y vuelta y vuelta, a empezar.
Ridícula, soporífera, totalmente absurda y mal hecha. Todo el lote. Completo.