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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Drama Historia de tres mujeres de épocas diferentes que tratan de encontrarle un sentido a la vida. A principios de los años 20, Virginia Woolf, en un elegante barrio de Londres, lucha contra su locura mientras empieza a escribir su primera gran novela: "Mrs. Dalloway". En los años 50, en Los Ángeles, a Laura Brown, una mujer casada y con hijos, la lectura de "Mrs. Dalloway" le resulta tan reveladora que empieza a considerar la posibilidad de ... [+]
30 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ridículamente sublime. Tal vez. Sublimemente ridícula. Es posible.
Seguramente.
Debería gustarme mucho, y me gusta, por "mirar la vida a la cara", por preguntarse lo que nadie quiere escuchar, por ir al fondo de las cosas, a la cuestión última y radical, sea, ¿sigo adelante, a pesar de todo, o no, hasta aquí hemos llegado, me bajo en la próxima?, por su ambición, por su amor a la literatura, por lo bien escritas que están algunas escenas, por las maravillosas actrices, hasta por la machacona y dulzona música.
Pero también me disgusta, a ratos, incluso molesta, a veces. Su impudicia estrepitosa, sus primeros planos evidentes, su fanfarria constante, su sutileza aparente pero continuamente negada, sus grandes momentos tan anunciados, su grosería sentimental.
Quiere ser gran película y se esfuerza demasiado en demostrarlo, en remarcarlo en cada plano, como culturista recién depilado, aceitado e inyectado. Quiere ser profunda y quiere hacerse entender a la misma vez. Para lo que utiliza altavoces y subrayados atroces.
Me quedaré con lo mejor. Es muchas cosas a la vez. Muchos intentos desesperados:
- En primer lugar, quizás lo más claro, un homenaje desatado a Virginia Woolf y su Mrs. Dalloway.
- Una reflexión sobre el tiempo. Un instante inadvertido puede condensar toda la información del mundo, encerrar el destino de una vida, su sentido, anunciar lo que vendrá, recordar lo que pasó, desnudar, decidir y resumir el alma de cualquier persona. Tiempo que se repite. Circularmente.
- La ficción crea la realidad. La recoge, asume y provoca. La acorrala y la (re)produce. Es su filtro y su agente del caos. El bello ornato, el punto de fuga y el disparo del verdugo. Sirve para entendernos y reflejarnos. Nos acompaña y nos atormenta con su verdad hermosamente desagradable.
- Reivindicación de lo diferente. De la sensibilidad, la enfermedad y la locura. De la libertad en último término. De ir a contracorriente. Sin miedo.
- La mujer como bello y herido animal enjaulado.
- La fugaz felicidad. Y su recuerdo dolido.
- La dependencia y los vacíos. Con la primera ocultamos los segundos.
- Lo que no se puede decir. Lo que acecha debajo de las buenas formas (Collette se hace la sorprendida tras el beso; no pasó nada, de lo que no se habla, no ha sucedido).
- La identidad sexual como ansia sin domesticar.
- Los años cincuenta. La felicidad como obligación. Y su revés pesadillesco (Reilly esperando en la cama, insistiendo en que su mujer se acueste con él de una maldita vez), casi Lyncheano.
Lo bueno de todo esto, tanto, es que en ningún caso es sermoneadora. Muchas de las, quizás demasiadas, grandes frases, sentencias y moralejas de esta historia se ven contradichas por otras similares. No hay conclusión tranquilizadora ni receta médica.
Amores encontrados y muertes inevitables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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