Haz click aquí para copiar la URL
Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
1
Comedia Una pandilla de barrio se reúne en un salón recreativo del centro para divertirse con su videojuego favorito: la máquina de bailar. Pero esta afición se convierte en algo muy peligroso cuando se ven obligados a jugarse la vida, enfrentándose, en un disparatado torneo, a los mejores jugadores del mundo. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es, sin duda (hipérbole, en realidad la competencia es atroz), una de las peores películas que el cine ha parido. Y ese es su definitivo triunfo. Ya lo dijo el maestro, se trata de fracasar cada vez mejor, nada de medias tintas ni tibiezas, hasta el fondo de la espada, un dolor profundo, una vergüenza indeleble, es el único modo de aprender de verdad algo bueno.
Se presenta como homenaje-parodia de todo el cine chungo querido comercial juvenil americano de los años ochenta y alrededores, los Rocky-Rambo-Karate Kid-Guerra de las galaxias (con perdón de los tan exquisitos)-Fama-Fiebre del sábado noche... y de toda la cutre tele española bailonga de la época preputa movida (así la definen con garbo y desparpajo) con la música disco y las bolas discotequeras en todo lo alto del horterismo más desaforado y nefando.
Pero está claro que eso no es. Es una hez. Se trata de causar asombro y estupor, de que el espectador se pregunte a cada rato cómo fue posible, cómo tuvieron tantos huevos para hacer esto, Aibar el director, Segura (y es lo menos horroroso, lo cual, obviamente no le salva, de ningún modo) el actor y productor y todos los que estaban o pasaban por allí (se supone que para pillar cacho al olor de la subvención*) en ese infausto momento, tan poco disimulo, una cara dura tan sana. Y eso tiene su mérito. Especialmente destacable en ese mal aspecto, el del mal arte y la picaresca cutre, todo lo referido a los bailes: suspensión del tiempo, nirvana y limbo. De no creer.
Y los actores, y la música, y la fotografía. Un conjunto grimoso y estupefacto. Grosero, chabacano, bastante infecto.
Daría mi toda vida y mi gran prestigio por un coloquio pleno, reunidos todos los perpetradores, en prime time, en el que explicaran los entresijos de la obra estos cerebros, las causas, los grandes momentos, las discusiones artísticas, los retoques de guion (Borja Cobeaga y Diego San José aparecen en los títulos de crédito, Dios les perdone también a ellos), las charlas con la producción, el presupuesto, los días de rodaje, el estreno, la taquilla si la hubiera y no fuera más que un burdo rumor, ni los familiares más directos en verdad de la buena la vieron, años después, las consecuencias del delito, si todavía les remuerde la conciencia, qué fue de tantos que nada sabemos de su paradero, ¿juguetes rotos?, ¿vividores en paro?, ¿pícaros al albur?, ¿extras escondidos?, ¿huidos de la justicia?, ¿cambiaron de sexo y de aspecto y ahora triunfan como profesores de ética posmoderna en las universidades más conspicuas y arrebatadoras?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow