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Voto de Ferdydurke:
7
6,7
2.754
Drama. Romance
En París, en 1971. Delphine conoce a Carole. La primera, hija de campesinos, se muda a la capital para alcanzar la independencia económica y ser dueña de su propia vida. La segunda tiene novio y vive felizmente los comienzos del movimiento feminista. A Delphine, misteriosa y reservada, le gustan las mujeres. Carole ni se plantea esa posibilidad. De su encuentro surge una historia de amor que desequilibrará sus vidas al tropezar con la realidad. (FILMAFFINITY) [+]
30 de noviembre de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el principio sirve de teórico marco general, año setenta y uno en Francia, y el feminismo como bandera, a grandes rasgos, sin profundizar, superficial y bellamente mostrado el contexto de la relación y el ambiente parisino, es todo lo que viene a continuación, como era de prever siendo cine francés, lo que cuestiona, matiza y hasta relativiza o incluso fractura los toscos, inocentes, idealistas presupuestos primeros.
Nos explicamos, movimiento juvenil de mujeres activas y saboteadoras que reivindican la igualdad en todos los sentidos. Impecable discurso. Después, a través de una relación lésbica vemos cómo surgen infinitas dificultades que zarandean esas premisas iniciales. Cómo cada una se traiciona varias veces por el camino, cómo son a veces los hombres los más abiertos y las mujeres las más cerriles y, sobre todo, la importancia definitiva del entorno, el origen y la familia. Ya que esa es en verdad la madre del cordero, el conflicto verdadero: si estamos determinados y enterrados por el lugar en el que nacimos, por nuestra propia sangre y tierra, por el papel que nos ha tocado o nos han impuesto, ya sea el de género, el laboral o social, lo que sea, o, por el contrario, si podemos partir de cero y crearnos a medida nuestro futuro. Determinismo o libre albedrío. Todo o nada. O quizás un poco de cada cosa.
Nos explicamos, movimiento juvenil de mujeres activas y saboteadoras que reivindican la igualdad en todos los sentidos. Impecable discurso. Después, a través de una relación lésbica vemos cómo surgen infinitas dificultades que zarandean esas premisas iniciales. Cómo cada una se traiciona varias veces por el camino, cómo son a veces los hombres los más abiertos y las mujeres las más cerriles y, sobre todo, la importancia definitiva del entorno, el origen y la familia. Ya que esa es en verdad la madre del cordero, el conflicto verdadero: si estamos determinados y enterrados por el lugar en el que nacimos, por nuestra propia sangre y tierra, por el papel que nos ha tocado o nos han impuesto, ya sea el de género, el laboral o social, lo que sea, o, por el contrario, si podemos partir de cero y crearnos a medida nuestro futuro. Determinismo o libre albedrío. Todo o nada. O quizás un poco de cada cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Finalmente quedó a medias. Consiguió liberarse, se fue de casa, pero en un entorno parecido y reconocible, una granja. Y la otra, Carole, encontró, gracias a Delphine, los arrestos o la luz ¿para ser lesbiana de cuerpo entero?, además de seguir en la lucha a través de la información.
La película es hermosa. Entretenida y sabrosa. Y, por supuesto, rompe con lo previsto, el camino trillado, atenta contra la hidra de tres cabezas (tan querida por el cine americanoespañol cuando toca asuntos reivindicativos), el pandemónium formado por la demagogia, el tópico y lo maniqueo, aquí no, nada de eso, cada ser humano es complejo y contradictorio, está en conflicto y no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario, completamente alejado de cualquier arquetipo que pueda ser reducido a un prejuicio ideológico, ni víctima ni victimario en este caso.
Y es en su fondo más esencial, quizás, una historia, como indica el título (español), de amor, de descubrimiento, sensorial, una celebración de los cuerpos femeninos y de su unión, un canto a la luz, la vida y el sexo. Y está muy bien que sea así. Porque no se queda solo en eso; lo engarza con todo lo demás, con lo político, lo histórico, el momento presente.
Por lo tanto, es apreciable y luminosa. Más bien amable y sencilla, sin grandes pretensiones, pero honda en su brillo humilde y epidérmico, nada grandilocuente, muy interesante.
Ellas están estupendas, la madre también. Y no nos podemos olvidar de los dos fogonazos de Janis Joplin, siempre agradecidos por mis oídos cansados y mi alma tan espesa.
La película es hermosa. Entretenida y sabrosa. Y, por supuesto, rompe con lo previsto, el camino trillado, atenta contra la hidra de tres cabezas (tan querida por el cine americanoespañol cuando toca asuntos reivindicativos), el pandemónium formado por la demagogia, el tópico y lo maniqueo, aquí no, nada de eso, cada ser humano es complejo y contradictorio, está en conflicto y no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario, completamente alejado de cualquier arquetipo que pueda ser reducido a un prejuicio ideológico, ni víctima ni victimario en este caso.
Y es en su fondo más esencial, quizás, una historia, como indica el título (español), de amor, de descubrimiento, sensorial, una celebración de los cuerpos femeninos y de su unión, un canto a la luz, la vida y el sexo. Y está muy bien que sea así. Porque no se queda solo en eso; lo engarza con todo lo demás, con lo político, lo histórico, el momento presente.
Por lo tanto, es apreciable y luminosa. Más bien amable y sencilla, sin grandes pretensiones, pero honda en su brillo humilde y epidérmico, nada grandilocuente, muy interesante.
Ellas están estupendas, la madre también. Y no nos podemos olvidar de los dos fogonazos de Janis Joplin, siempre agradecidos por mis oídos cansados y mi alma tan espesa.