Demasiados tópicos y cosas desagradables. Es otra película hecha con dos duros que tira de (cierta) autoría (cámara en mano, sucesos rebuscados, planos retorcidos, montaje estupefaciente... ) para intentar dejar (alguna) huella, llamar la intención de la buena manera. Lugares comunes como Australia, la de Kidman y Jackman, de grandes, tan especialmente Ray Liotta haciendo, muy bien, para no moverse ni un ápice de su seguro sitio, conocido, para los restos establecido, de ahí no me muevo, de malote brutorro o la parienta del madero que en mucho momento se queja, vive sumergida, con la mierda hasta el pescuezo le llega, en la afrenta, es todo un sufrimiento porque, oh, milagro, su querido maridito se juega todo el puto santo rato el cuello tipito, enojada, las carnes morenas que me come el tigre, o la (en USA nada) sacrosanta institución policial convertida en un putiferio de no te menees, horror, desgracia, depravación, muerte a espuertas con la droga mala siempre en la fechoría de cabeza metida, al acecho, comiéndote vivo, noche y día, felonía, la cabrona.
Hasta tiene un punto de culebrón lisérgico esta historia shakespereana, the wire, cuchufletera histérica berraca zarrapastrosa, agujereada, llena de miserias y recuerdos, abscesos, rasposa, cortina rasgada, gris y azulina, como un sueño malo, la de Jarmusch primeriza, vacación permanente, círculo del infierno de los pobres, diablo.
Jason Patric me recuerda poderosamente a un colega de hace tanto tiempo, muchos años gordos de prosa fácil, Gabriel García Marquez, (casi) el de Eskorbuto, al que he perdido la pista, creo que se casó y eso, lo siento, no sé si desgraciadamente o por suerte, ande andará, la pinta, por sus ojos, su poco pelo, esa entrada de miedo, calvo como Jada, ese aire atractivo siniestro, desvalido, peligroso, (no precisamente) la mar (de) bueno, gracioso, corrido, pragmático, amoral, hermoso -no.
Cine negro independiente pretencioso, vicioso, animoso, arcaico, innecesariamente ultra violento, naturalismo feo, tanto exceso que, por acumulación redundante, no viene a cuento, córtala.
Pretende aparentar enormidad, mucho más de lo que da o es en verdad y a ver si cuela o da el pego, suena la flauta travesera o atravesada.