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Voto de Ferdydurke:
8
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6,6
37.030
Drama
Aunque pertenecen a clases sociales muy distintas, Julio y Tenoch son grandes amigos. En una fiesta conocen a Luisa, una deprimida chica española casada con un primo de Tenoch. Para superar la crisis, Luisa decide acompañar a los dos chicos en un viaje sin rumbo fijo. La aventura pondrá a prueba su amistad y marcará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica, maravillosa película.
Tiene un arco amplísimo de emociones, ideas, tonos y géneros: desde el humor más superficial hasta la tristeza más profunda, de lo más grosero a lo más delicado, de la mayor estupidez a la más fina arista... Comedia y drama. Y con sutileza, sin que se note.
Bueno, es el proceso de maduración de un par de descerebrados, la última frontera que les separa de la niñez quedará irremisiblemente atrás.
Hijos de la clase dirigente (más bien Tenoch, Julio pertenecería a la clase media); pijos y lerdos, viven entre polvos y pajas.
Sus novias se van de vacaciones y se quedan solos.
Se quieren como hermanos.
Ella es Luisa, española que huye. Misteriosa, desarraigada y desamparada. Adulta y perdida.
Los tres, cada uno a su manera, protagonizan un viaje iniciático.
Historia de contrastes y evoluciones; lúgubre y luminosa, comienzo y fin.
El trío va cambiando. Al principio hay despreocupación y tontuna. Pero van sucediendo cosas y todo se adensa; cada vez hay más gravedad, hondura y desolación.
Narrada en dos planos que se relacionan, mezclan y alimentan: el de la historia en sí, los hechos brutos y las poderosas imágenes: y el de la voz que cuenta (apuntes fríos, quirúrgicos, brillantes; buena literatura que engrandece lo que toca); narrador omnisciente, ácido, preciso, irónico y minimalista; el contrapunto necesario para potenciar la pegada y la profundidad, para que no se limite la película a la anécdota y la aventura, para trascender y hacer sangre; una especie de radiografía crítica y oblicua de las miserias del país, con ricos corruptos infectados de estupidez y un territorio inmenso y hermoso que padece; pobre (y buena) gente dejada de la mano de Dios (aunque no hay ni demagogia ni denuncia de manual; se trata de mostrar el contexto, la realidad que está detrás/alrededor de la banalidad de los jóvenes protagonistas); más la presencia constante y ominosa del ejército.
El resultado es brillantísimo. Al principio, cuesta un poco meterse en la historia por la "dureza" de mi oído "castellano" y el lenguaje reconcentrado (une el argot con las risas y los exabruptos en intrincada mezcla), pero después es una gozada; miniatura de apariencia modesta y enorme alcance. Sugerente y muy valiosa.
Tiene un arco amplísimo de emociones, ideas, tonos y géneros: desde el humor más superficial hasta la tristeza más profunda, de lo más grosero a lo más delicado, de la mayor estupidez a la más fina arista... Comedia y drama. Y con sutileza, sin que se note.
Bueno, es el proceso de maduración de un par de descerebrados, la última frontera que les separa de la niñez quedará irremisiblemente atrás.
Hijos de la clase dirigente (más bien Tenoch, Julio pertenecería a la clase media); pijos y lerdos, viven entre polvos y pajas.
Sus novias se van de vacaciones y se quedan solos.
Se quieren como hermanos.
Ella es Luisa, española que huye. Misteriosa, desarraigada y desamparada. Adulta y perdida.
Los tres, cada uno a su manera, protagonizan un viaje iniciático.
Historia de contrastes y evoluciones; lúgubre y luminosa, comienzo y fin.
El trío va cambiando. Al principio hay despreocupación y tontuna. Pero van sucediendo cosas y todo se adensa; cada vez hay más gravedad, hondura y desolación.
Narrada en dos planos que se relacionan, mezclan y alimentan: el de la historia en sí, los hechos brutos y las poderosas imágenes: y el de la voz que cuenta (apuntes fríos, quirúrgicos, brillantes; buena literatura que engrandece lo que toca); narrador omnisciente, ácido, preciso, irónico y minimalista; el contrapunto necesario para potenciar la pegada y la profundidad, para que no se limite la película a la anécdota y la aventura, para trascender y hacer sangre; una especie de radiografía crítica y oblicua de las miserias del país, con ricos corruptos infectados de estupidez y un territorio inmenso y hermoso que padece; pobre (y buena) gente dejada de la mano de Dios (aunque no hay ni demagogia ni denuncia de manual; se trata de mostrar el contexto, la realidad que está detrás/alrededor de la banalidad de los jóvenes protagonistas); más la presencia constante y ominosa del ejército.
El resultado es brillantísimo. Al principio, cuesta un poco meterse en la historia por la "dureza" de mi oído "castellano" y el lenguaje reconcentrado (une el argot con las risas y los exabruptos en intrincada mezcla), pero después es una gozada; miniatura de apariencia modesta y enorme alcance. Sugerente y muy valiosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El final es fabuloso, a cada paso aumentan el daño, la pena y la verdad; todas las piezas acaban encajando, todo tiene un nuevo, mayor sentido.
Como ya anunció ella, los pendejos acaban echándose un polvo. Esto puede tener varias lecturas:
- Las, en apariencia, férreas barreras sexuales, las fronteras rígidas del deseo no son tales, son un invento artificial (para controlar, clasificar y separar) que marca hipócritamente el juego social, aunque no sea real. Una mascarada más dentro de la gran farsa.
- La amistad entre iguales (chicos, jóvenes, de parecidas experiencias, capacidades y valores), cuando es muy intensa, en situaciones en las que desaparece la represión de los instintos, es normal que derive en amor/sexo. Se quieren (se admiran, envidian, identifican), ese hecho debería ser explicación suficiente.
- La insistencia en la autoafirmación sexual es directamente proporcional a la inseguridad y la duda al respecto.
Se refugian en su obsesiva amistad infantil por miedo a lo que viene. Pero es incompatible con el mundo adulto. Mientras fueron niños se pudieron permitir la inocencia, disfrutar de cierta libertad; pero este viaje marcará el final y ya no. Hay líneas que no se deben pasar si no se quiere quedar fuera de/l juego. Más que el hecho concreto (baladí que sea la homosexualidad), lo que cuenta es la metáfora; todas las cosas que se deben fingir, tapar, disimular, ocultar... ; todo lo que hay que esconder para triunfar o ser alguien; el sexo como símbolo, medida, prueba; otro campo en el que se juega el teatro de las apariencias y el qué dirán; los juegos del poder, de la mentira. Lo mismo se puede decir de las insalvables distancias sociales que pueden pasar más desapercibidas (y hasta llegar a ser permitidas) durante los primeros años, pero que finalmente marcan de manera inexorable.
Pero ella es diferente; ella está marcada y no tiene nada que perder. Su mirada es desde fuera, desde la muerte; de ahí su distancia, desapego y comprensión, su dolor y entendimiento. Es la maestra que les enseña, la que les enfrenta a la verdad, con cariño, también implacablemente. Su evolución y tragedia sirven de desencadenante. Su sinceridad les delata.
Y la vida seguirá, y los dos amigos no se verán jamás. Llegaron demasiado lejos, y eso no se pude permitir.
Hermosísimo y tristísimo final.
Como ya anunció ella, los pendejos acaban echándose un polvo. Esto puede tener varias lecturas:
- Las, en apariencia, férreas barreras sexuales, las fronteras rígidas del deseo no son tales, son un invento artificial (para controlar, clasificar y separar) que marca hipócritamente el juego social, aunque no sea real. Una mascarada más dentro de la gran farsa.
- La amistad entre iguales (chicos, jóvenes, de parecidas experiencias, capacidades y valores), cuando es muy intensa, en situaciones en las que desaparece la represión de los instintos, es normal que derive en amor/sexo. Se quieren (se admiran, envidian, identifican), ese hecho debería ser explicación suficiente.
- La insistencia en la autoafirmación sexual es directamente proporcional a la inseguridad y la duda al respecto.
Se refugian en su obsesiva amistad infantil por miedo a lo que viene. Pero es incompatible con el mundo adulto. Mientras fueron niños se pudieron permitir la inocencia, disfrutar de cierta libertad; pero este viaje marcará el final y ya no. Hay líneas que no se deben pasar si no se quiere quedar fuera de/l juego. Más que el hecho concreto (baladí que sea la homosexualidad), lo que cuenta es la metáfora; todas las cosas que se deben fingir, tapar, disimular, ocultar... ; todo lo que hay que esconder para triunfar o ser alguien; el sexo como símbolo, medida, prueba; otro campo en el que se juega el teatro de las apariencias y el qué dirán; los juegos del poder, de la mentira. Lo mismo se puede decir de las insalvables distancias sociales que pueden pasar más desapercibidas (y hasta llegar a ser permitidas) durante los primeros años, pero que finalmente marcan de manera inexorable.
Pero ella es diferente; ella está marcada y no tiene nada que perder. Su mirada es desde fuera, desde la muerte; de ahí su distancia, desapego y comprensión, su dolor y entendimiento. Es la maestra que les enseña, la que les enfrenta a la verdad, con cariño, también implacablemente. Su evolución y tragedia sirven de desencadenante. Su sinceridad les delata.
Y la vida seguirá, y los dos amigos no se verán jamás. Llegaron demasiado lejos, y eso no se pude permitir.
Hermosísimo y tristísimo final.