El nacimiento de un héroe antisocial en un gélido entorno sin afectos. Un chute de vida al ostracismo de un alma deprimente. Es la historia de la creación de unos valores que potencian el autoestima para combatir la maldad.

La típica historia del superhéroe por contaminación que el director italiano nos acerca a su tierra. Convertida en una comedia negra, Gabriele Mainetti nos adereza los ingredientes necesarios para proporcionarnos una película entretenida y ágil. Desenfadada y bien construida. Plagada de tópicos del género, pero con cierta personalidad que sin ser revolucionaria, la hace diferente.

El aspecto técnico cumple con su tarea, pero no sobresale en un género que lo utiliza como pilar. La fotografía está cuidada y se esfuerza por agradar, a pesar se su fono frío. Como un amanecer que no se atreve a salir.

Los actores cumplen con solvencia, especialmente Claudio Santamaria que trabaja al personaje dándole un halo de misterio que favorece al carisma del personaje. Ilenia Pastorelli hace lo propio con el suyo y convierte un personaje ridículo en algo consistente y capaz de resistir el peso del argumento durante varios tramos de la obra. El resto de personajes son esbozos que se pasean desdibujados y con la única intención de hacer avanzar una historia que no los toma en serio.

Una película normalita que la personalidad de su entorno la convierte en algo interesante.