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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
8
Cine negro. Intriga. Drama Giovanna Bragana (Clara Calamai) es una hermosa joven malcasada con el viejo propietario de un restaurante. Su sórdida vida cambiará con la aparición de Gino (Girottie) un apuesto vagabundo que se convierte en su amante y al que inducirá a matar a su marido... Adaptación de la novela de James Cain "El cartero siempre llama dos veces". (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este aristócrata italiano de rancio abolengo por parte paterna y descendiente de ricos industriales milaneses por la materna les salió rana, se dedicó al teatro (Scala de Milán por supuesto) como su abuelo y su tío y luego al cine. Además y para mayor inri con conciencia social de clase marxista. Se fue a París y trabajo con un tal Renoir. Buen maestro. Y para rizar el rizo se estrena en pleno fascismo patrio con una película (pagada por su madre) que subvierte buena parte  de la ideología imperante.

Primero toma como referencia una obra extranjera, la novela "El cartero siempre llama dos veces" de J. M. Cain publicada en el 34, cuando lo normal en el cine italiano de Mussolini eran los temas históricos que ensalzaran a la patria. Pero Visconti va más allá y lleva la novela de Cain con su entorno de la gran depresión a la Italia autártica fascista donde la trama es lo menos importante. Lo importante son los personajes que viven su búsqueda de la felicidad en una tierra mísera, cerrada en si misma (nada que ver con las comedias al uso de "teléfono blanco" que ocultaban la realidad) en contraposición a la apertura hacia nuevos horizontes de libertad. Gino siempre está en movimiento, quiere ver y vivir el mundo. Clara se aferra al terruño, al negocio pequeño burgués. El amor desesperado que se profesan, exigirá sacrificios y acabará en tragedia. Por si todo ello fuera poco Visconti habla de adulterio y homosexualidad (el lo era). El colmo. El fascio y la Iglesia condenan la cinta, la prohíben y destruyen las copias. Visconti pudo salvar afortunadamente una, madre de todas las demás copias que nos han llegado.
Esta película a contracorriente abrió las puertas a un nuevo estilo, el neorrealismo, influida por el cine de Renoir, quien con "Toni" en el 35 ya había puesto las semillas que luego cristalizarían en todo su esplendor con Rosellini en "Roma, ciudad abierta" (1945) y "Ladrón de bicicletas" (1948) de De Sica, Las gentes y los ambientes del Valle del Po italiano, las calles de Ferrara, Ancona..., las habitaciones pequeñas, oscuras, sórdidas... llevan la realidad a la pantalla.

El atractivo Massimo Girotti en el que básicamente se concentra Visconti en su lucha interior, consagra su carrera (de siete décadas) con este personaje. Su carnalidad siempre esta presente y sus poses (afeitándose, comiendo fruta) con esa camiseta de tirantes y ese sombrero me llevan en un salto temporal hasta la imágen del Paul Newman de "El golpe", salvando todas las distancias que se quieran. Clara Calamai le da la replica en un papel más pegado a la tierra pero menos sensual que el que repitió "Lana Turner" en la versión Hollywoodiense del 46, muy por debajo de esta que nos ocupa, pero que a la postre quedó como la película oficial de la novela de Cain dado que Visconti no tenía los derechos de la misma y no pudo exhibirse en USA hasta el 76.
Pero particularmente los personajes que más me llaman la atención son el marido, con una excelente interpretación del vasco Juan de Landa, secundario de lujo hoy olvidado y el de "El español" igualmente notablemente interpretado por el malogrado Elio Marcuzzo, que en un episodio nefasto al termino de la contienda tres años después del rodaje fue ahorcado y enterrado aún vivo junto con su hermano por un grupo de ex partisanos.

El ultimo tramo de la cinta es cierto que flojea narrativamente, como si el director tuviera prisa en cerrar la trama policial que nunca le interesó a la vista de que la duración del metraje se le iba de las manos. En cualquier caso Visconti demostró en su opera prima que había sido un buen alumno de Renoir y que su nombre iba a quedar grabado con letras de honor en el Olimpo de la cinematografía mundial.

cineziete
ELZIETE
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