Mucho tiene que estarles afectando la crisis al director y trió protagonista como para prestar sus nombres ante tal despropósito. A punto de cumplir la edad de jubilación Sheridan firma sin lugar a equivocarme lo peor de su notable filmografía, incluso uno tiene la sensación de que la última media hora ni siquiera esté dirigida por él. Otro tanto le sucede a David Loucka, el guionista, que parece haber sido sustituido por algún programa informático para dar termino a una trama interesante mediante un remix de despropósitos entresacados de descartes de otras películas. En fin, Craig y Weisz hacen lo que pueden ante tamaño disparate y mi adorada Naomi o le han cortado secuencias o más le valdría haberse escondido detrás de estas paredes que solo ocultan el misterio de como productos tan mediocres pueden llegar a las salas comerciales.