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Voto de ELZIETE:
8
5 de mayo de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sexta película de Frankenheimer y segunda con Burt Lancaster con quién ya había realizado "El pajaro de Alcatraz", a instancias del actor con el que seguiría colaborando con notable éxito.
Aquí produce otro de los "monstruos" que participan en la cinta, Kirk Douglas. Un placer tenerlos juntos en cualquier cinta, por no hablar de Frederich March, grande entre los grandes cuya popularidad, decaída con el paso del tiempo no refleja sus muchos méritos o la siempre poderosa Ava Gadner. March se llevó el David de Donatello por el papel del presidente de EE.UU. y estuvo nominado al Oscar, al igual que Edmund O´Brien como secundario de lujo.
Al cabo de eso se trata, de un lujo de reparto con dos horas de una trama que no ha perdido interés y con unos bis a bis entre los protagonistas que son todo un recital de actuación y de poder ante la cámara (como aguantan los primeros planos) de un director que siempre tuvo el don de conseguir el equilibrio entre el entretenimiento y el fondo de sus temas.
Tema que da para mucho e invita a reflexionar sobre sus variantes hoy día. El poder del miedo para controlar al pueblo. Pero no es este el espacio para extendernos sobre ello y si disfrutar de dos horas de buen cine.
Por ponerle algún pero, algunas escenas no están muy bien resueltas, o se quedan cortas y el final resulta discursivo y precipitado. Nobody is perfect.
Aquí produce otro de los "monstruos" que participan en la cinta, Kirk Douglas. Un placer tenerlos juntos en cualquier cinta, por no hablar de Frederich March, grande entre los grandes cuya popularidad, decaída con el paso del tiempo no refleja sus muchos méritos o la siempre poderosa Ava Gadner. March se llevó el David de Donatello por el papel del presidente de EE.UU. y estuvo nominado al Oscar, al igual que Edmund O´Brien como secundario de lujo.
Al cabo de eso se trata, de un lujo de reparto con dos horas de una trama que no ha perdido interés y con unos bis a bis entre los protagonistas que son todo un recital de actuación y de poder ante la cámara (como aguantan los primeros planos) de un director que siempre tuvo el don de conseguir el equilibrio entre el entretenimiento y el fondo de sus temas.
Tema que da para mucho e invita a reflexionar sobre sus variantes hoy día. El poder del miedo para controlar al pueblo. Pero no es este el espacio para extendernos sobre ello y si disfrutar de dos horas de buen cine.
Por ponerle algún pero, algunas escenas no están muy bien resueltas, o se quedan cortas y el final resulta discursivo y precipitado. Nobody is perfect.