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España España · Madrid
Voto de Damarela:
5
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema de "Big Eyes" es que, fuera de culturizarte conociendo la biografía de una artista de los años 50 en EEUU, no aporta nada. Puedo entender que Tim Burton sintiera un interés personal en los cuadros de Margaret Keane, con tanta pintura de niños de ojos grandes. Son tan perturbadores que si me encerraran en su estudio con luz tenue ríete tú de la niña del exorcista. Muy del estilo al que nos tiene acostumbrado Tim Burton , con su creación de mundos góticos y turbulentos (aparte de imaginarios, por supuesto). Supongo que por eso los fans del director se habrán sentido un poco decepcionados con esta biopic sobre una petarda que pintaba cosas a escondidas y cuyo marido fue aprovechándose de su timidez patológica para vender los cuadros como si fueran suyos. Y la historia no es de mentira, no hay mundo paralelo, ocurrió tal cual.

Así pues, después de hacernos a la idea de que vamos a ver una peli costumbrista nos centramos en la obra de la artista. Pese a haber estudiado sobre el tema y ser una entusiasta del arte, no me considero ni siquiera aficionada en materia de esta industria, pero dado que estamos en EEUU en la época de los 50 me imaginaba que me iba a encontrar con una pintura que no se sabe muy bien de dónde viene. Tengo la teoría de que básicamente algún yanqui viajaba, veía algo, y cuando vuelve a su tierra reproduce algo parecido. Pero claro, hay que renegar del antiguo continente así que decimos que en EEUU, país de cultura pop, Margaret Keane ha desarrollado un expresionismo abstracto y pop art.

Aún así, no dudo de que su lucha, aunque fuera interna, influyó en que su obra fuera como es. Un modesto arte de salón se acaba convirtiendo en un icono de la cultura pop y, posterior y levemente, de la cultura gótica. Sin embargo, se queda tanto en la superficie, abordando la industria del arte desde su punto marketiniano, la angustia de una mujer decente que no quiere mentir, la trayectoria artística, el status de la mujer en la época, y por supuesto, las obras kitsch, que lamentas que una película que hubiera podido ser una buena reflexión sobre la vida en general y el arte en particular , se convierte en algo parecido a "yo, de joven, haciendo cosas". Un guión más sólido habría sacado más partido de las actuaciones de los personajes y del drama que debió suponer sentirse como muerta en vida.

Pero mis esperanzas vuelven a dirigirse a encontrar otra cosa por la que salvar a "Big Eyes" y se centra en las actuaciones de los protagonistas. Tenemos dos actuaciones que por su cantidad de apariciones, eclipsan a las de cualquiera que se atreva a aparecer. Mi queridísima Amy Adams, que me enamoró en "La gran estafa americana", me decepciona esta vez, usando un registro muy lineal en toda la película y cuya expresividad, sobre todo en los momentos de sorpresa, se limita a competir con sus cuadros de niños de ojos grandes. Es de entender que el perturbador Christoph Waltz es el que lleva todo el peso de la película, aterrándonos con su sociópata comportamiento tanto como nos asustó en "Malditos Bastardos". Os juro que cuando lleva a cenar a una ilusionada Margaret a un restaurante, sólo se me ocurría que diría "no, no, no, espera la nata".

[...]

Fragmento extraído de www.generacionfriki.es
Damarela
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