Sencillo thriller de acción, pero efectivo, con buen ritmo. Es una de esas película que te pones para no pensar mucho, distraerte un rato con algo medianamente decente que no insulte tu inteligencia, pero que tampoco la ponga a trabajar. Si es lo que buscas, es la tuya.

La historia empieza con un loco metiéndose en un coche que pasaba por allí, y secuestrando a su conductor. Comienza así una ‘road movie’ violenta con bastante tensión y una pizca de misterio. Un viaje movidito hacia un destino incierto, repleto de baches y algún que otro giro argumental. Decir más sería estropear la sorpresa.

En la locura de este infierno reina Nicolas Cage. ¡Cómo no! El incansable actor une a su colección otro personaje carismático, de esos que tan bien se le dan, extravagante y pasado de vueltas, pero en su justa medida. Si la película resulta divertida es gracias a él. A su lado se encuentra Joel Kinnaman, correcto sin más.

Nos queda un acertado pasatiempo, que no deslumbra, pero tampoco decepciona.