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México México · México Distrito Federal
Voto de Coleccionista Visual:
8
Drama El conflicto palestino-israelí sirve de telón de fondo a este drama. Salma, una viuda palestina, tiene un litigio con el ministro de Defensa israelí. La casa de éste, en la frontera palestino-israelí, linda con su campo de limoneros. Cuando las autoridades deciden que los árboles deben ser talados porque representan una amenaza para el ministro de Defensa y su familia, Salma decide emprender una batalla legal para salvar sus limoneros. (FILMAFFINITY) [+]
25 de junio de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miercoles 24 de junio, 7:00 pm. Auditorio Alejo Peralta (IPN). Antes que nada, aclaro, ésto no es una crítica fascista como en algún momento alguien me señaló en otra que realicé con respecto a los años del holocausto y la desgracia vivida por la raza judía. El limonero cuenta la historia de una arboleda en medio de la tierra del conflicto, precisamente en la línea fronteriza; el ministro de defensa israelí se ha mudado a dicho lugar, y siente inseguridad por lo que representan los árboles, en cualquier momento, dadas las situaciones del conflicto en Israel y Cisjordania. Del limonero se hace cargo Salma, una mujer que vive de los cítricos, además de procurar y guardar un sentimiento indescriptible por el lugar heredado por su padre. Salma tendrá que enfrentar las decisiones del ejercito israelí, no sin antes demostrar la capacidad de lucha que tiene una singular mujer palestina, haciendo ecos a nivel mundial sobre las decisiones del gobierno opresor.

Con una visión particular del gran problema vivido en esta región del mundo, Eran Riklis, hace una crítica a las posturas inflexibles de Israel, que dispone y aplasta al pueblo vecino, genera en él la ira contenida esporádicamente, pero latente al mínimo roce entre sus habitantes. Las posturas de la gente vuelven a ser encontradas en ambas partes, hay quienes se encuentran dispuestos al dialogo y también los radicales, que por orgullo o resentimiento continúan con las medidas extremas almacenadas en el sentir de las personas.

El problema es agrio y llena de indignación que la “justicia” guarde parcialidad; sus mismos cineastas expresan las atrocidades que este tipo de decisiones puede generar, como inestabilidad y que los hombres del mañana no terminen con el conflicto por el recuerdo de hechos como el que retoma la película. El judío exige respeto, pero no está dispuesto a darlo; la posición de víctimas se termina y solo es analizar el comportamiento y su proceder en los últimos tiempos: ha tomado revancha y la ejerce con los pueblos que tiene a su alrededor, aprovechando la pobre infraestructura.

Aguas, novias, burbujas y limones el cine israelí ofrece una gran opción.
Coleccionista Visual
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