Martes 23 de octubre, 6:35 pm. Cinepólis Torres Lindavista. Película de doble lectura en la que predomina más el aspecto del abuso escolar, que el del duelo, aunque la primera es consecuencia de la segunda. Desmenuzar la problemática es resuelta por Michel Franco de forma directa, perspicaz, in crecendo conforme transcurre el metraje, hilando los sucesos con las ganas de integrar a un público renuente por visionar cine mexicano.

El duelo de un padre y una hija los orillarán a cambiar su lugar de residencia y comenzar en otro sitio sus vidas, y sin mucha comunicación se encerrarán en círculos de apatía para resolver conjunta o individualmente lo que les aqueja.

Cada reconocimiento obtenido se puede captar al momento de apreciar este trabajo, con guión coherente, dirección fotografía con algunas tomas interesantes y escenografía que realza el estado anímico de los protagonistas (un apartamento sin vida y ningún proyecto por emprender). La dirección de escena es correcta, los jóvenes se notan un tanto más naturales –sobre todo Tessa Ia– y no transmiten esa ansiedad por buscar la lente para ser captadas y encontrar fugazmente la fama.

El bullying es un hecho que recobra la atención, dado por la falta de respeto y tolerancia, instigado desde el mismo círculo familiar. "Después de Lucía" reitera la represión prevalenciente entre los jóvenes, que acondicionados por prejuicios (sociales, sexuales, etc.) la ejercen con consecuencias insospechables. Mirar hacia atrás o examinar el presente nos evidencia como participes pasivos o activos de este lamentable suceso, ya sea en el ámbito familiar, escolar o laboral.

El título dado a este comentario viene de la jerga mexicana, la cual denomina "mula" a una persona con malos modos (grosera), la chavisa a redenominado al fenomeno del Bullying a Mullying, dado que tratan de minimizar el problema y así llevar muchos aspectos de la vida diaria a algo más relajado.

Michel Franco, sincero, sin ser pretensioso o pedante en su opera prima.