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Voto de Juan Marey:
7
Cine negro. Drama Mientras se disputa un partido de fútbol, cuatro delincuentes roban en la oficina del estadio. Antes de que puedan escaparse, son descubiertos y perseguidos. Así las cosas, deciden separarse antes de dividir el dinero. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La ciudad se defiende” sin duda no es una de las mejores películas de Pietro Germi, pero sí un encomiable intento de mezclar el noir con el neorrealismo. Nos encontramos ante una historia episódica donde cuatro pobres hombres, cuatro delincuentes por necesidad, cometen un atraco atrevido y torpe mientras se está disputando un partido de fútbol, este atraco condicionará el futuro inmediato de sus vidas, en algunos casos con una vertiente trágica. Estos delincuentes por necesidad, son Guido Marchi (Paul Muller), un profesor de dibujo fracasado que ha ejercido como líder del asalto, Paolo Leandri (Renato Baldini) un antiguo ídolo del fútbol lesionado de manera irreversible, arruinado económicamente y abandonado por su entonces amante –Daniela (Gina Lollobrigida)-. También entre los asaltantes se encuentra el apocado Luigi Girosi (Fausto Tozzi) un joven casado y con una hija, superado por la irremediable contundencia de la miseria en que viven y, finalmente, se encuentra el joven y tímido Alberto Tosi (Enzo Maggio), un chaval que apenas ha asumido su adolescencia, y que desde el momento mismo del asalto vive en un constante estado de terror.

En casi cada plano Germi nos enseña una rotunda, triste, desesperada, en muchos momentos casi dolorosa, radiografía de una sociedad urbana traumatizada y casi sin esperanza, sobreviviendo en medio de marco existencial casi irrespirable. Serán cuatro de sus incómodos ciudadanos, los que intentarán revelarse contra un entorno opresivo atracando la recaudación de ese partido de fútbol del que antes hablamos, así se iniciará esta interesante película con una planificación seca e impactante, como si nos encontráramos ante una secuencia de cualquier policial de la 20th Century Fox o de las muestras del género dirigidas por Jules Dassin pocos años atrás, al tiempo que por momentos parece que nos adelantemos al escenario de la posterior THE KILLING (Atraco perfecto, 1955. Stanley Kubrick).

En un principio parece que el film va a inclinarse dentro del relato policial, pero muy pronto nos daremos cuenta que no son esas las intenciones de Germi, por el contrario, percibiremos que la película –de muy ajustada duración, y dividida de forma sorprendente en dos partes-, prefiere seguir el sendero de esos cuatro desgraciados y, con ellos, describir una mirada desoladora de una sociedad en la que las heridas provocadas por la II Guerra Mundial son aún patentes. La cámara de Germi, ayudada por la fisicidad que proporciona la fotografía en blanco y negro de Carlo Montuori, no duda en ningún momento en escrutar esos exteriores urbanos sombríos, estancias cercanas a la ruina, en contraste con otras edificaciones más lujosas, que han sobrevivido a la barbarie de la guerra. La película nunca dejará de insertar ese componente descriptivo, situándolo como uno de los elementos primordiales de esta auténtica cantata de desesperación que, por momentos, supone este interesante drama. En su discurrir, asistiremos a las consecuencias que el asalto proporcionará a nuestros protagonistas, en las mismas no se interpondrá sombra alguna de moralismo, antes al contrario, el espectador entenderá en todo momento que el hecho delictivo casi se entendía como algo irrenunciable para cuatro seres desesperados, quienes veían en el asalto una única oportunidad para poder emerger de sus traumáticas situaciones.
Juan Marey
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