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Voto de Juan Marey:
9
Terror. Ciencia ficción El doctor Henry Von Frankenstein acomete un experimento tenebroso: construir, a partir de fragmentos de cadáveres, un nuevo ser humano. Con la ayuda de su criado Fritz, se adentra durante la noche en los cementerios de la localidad para arrancar a los cadáveres las partes que necesita. Lo que ignora es que el cerebro que ha utilizado en su experimento había pertenecido a un criminal. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1931 verían la luz dos obras fundamentales del cine fantástico: el “Dracula” protagonizado por Bela Lugosi, y el “Frankenstein” de Boris Karloff, ambos filmes resultarían fundamentales en toda la historia del cine de terror e impulsarían el inicio de la era de oro del género, que se extendería durante la década del 30 y el 40. Centrémonos en la película que hoy nos ocupa, “El doctor Frankenstein” ('Frankenstein', 1931), uno de los grandes éxitos del formidable James Whale. Whale heredó el proyecto sobre la obra de Mary Shelley de la mano de otro insigne director, Robert Florey, quien tenía intención de filmar la película con Bela Lugosi como el monstruo, Bette Davis y Leslie Howard. Precisamente Lugosi se sometió a pruebas de maquillaje durante el rodaje de “Dracula” ( Tod Browning, 1931), el primer gran éxito de la Universal en su ciclo sobre monstruos, la negativa de Lugosi tras las pruebas hizo que el reparto se cambiase casi por completo. Colin Clive se hizo con el personaje del doctor Henry Frankenstein (el nombre se cambia con respecto al original Victor, ya que la película es en realidad una adaptación de la obra teatral que sí se basa en el trabajo de Shelley), y para el monstruo se pensó en Boris Karloff, actor desconocido entonces por el gran público y que consiguió la fama gracias a este personaje con 44 años.

Estamos a principios de los años 30, y gran parte de la expresividad visual que se había conseguido con el cine mudo se pierde con la llegada del cine sonoro. Esto dio lugar a que las primeras películas sonoras fueran bastante teatrales, con planos amplios y pocos cortes. Imaginaos además estas primeras películas de monstruos que están basadas en obras de teatro, ese es uno de los fallos del “Drácula” de 1931; sin embargo no es el caso de “Frankenstein”, una película mucho más avanzada a su época, que casi parece más de los años 40 que de los años 30, además se nota la influencia de películas como “El Gabinete del Doctor Caligari” (1920, Robert Wiene) o “Nosferatu, El Vampiro” (1922, F.W. Murnau), la primera se nota especialmente en los increíbles escenarios.

La película posee una estructura cinematográfica realmente ágil y además tiene un manejo de cámaras fantástico, muy moderno para la época en que está filmada, así por ejemplo, toda la secuencia de la creación de la criatura está filmada con multiplicidad de planos -cortos, generales, angulares- que es admirable para su época, o la escena de los preparativos de la boda en el pueblo, con rudimentarios pero efectivos métodos de cámara en movimiento, en donde la pantalla se disuelve y pasa a la criatura corriendo por el bosque, fantástica, todo un cabal ejemplo de gran lenguaje cinematográfico.

Un verdadero clásico, una pequeña maravilla, una de las películas de terror más deliciosas de todos los tiempos, una película imprescindible en la historia del cine, y además, la antesala de “La Novia de Frankenstein”, dirigida también por nuestro querido James Whale, su secuela directa, una auténtica y maravillosa absoluta obra de arte, que consiguió incluso superar a su predecesora.
Juan Marey
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