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Voto de Juan Marey:
9
Cine negro. Intriga Marx Dixon (Dana Andrews) es un conflictivo policía marcado por el fuerte carácter de su padre. En el transcurso de una investigación, hiere de muerte a un sospechoso y oculta el crimen. Un taxista (Tom Tully) es acusado como presunto autor del asesinato. Y, mientras tanto, Mark se enamora de su bella hija (Gene Tierney). (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2015
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El austriaco Otto Preminger se presentó en Hollywood cuando se acercaba ya a los 30 años, allá por 1935, y enseguida empezó a descollar, entre otras cosas por sus maneras poco maniqueas de abordar los personajes en sus historias, en particular las del género negro. Otto Preminger tenía una personalidad, digamos que bastante fuerte, le iba la discusión, y no tenía ningún reparo en decir lo que pensaba a los grandes de los estudios. Gracias a los éxitos que fue cosechando y a su condición de productor de las películas que dirigía, el director de “Laura” o “Anatomía de un asesinato” pudo preservar bastante su independencia a la hora de elegir temas a veces polémicos y trabajar con quien le parecía oportuno, aunque el momento no fuera el más aconsejable, por ejemplo con Dalton Trumbo cuando el guionista y futuro director de “Johnny cogió su fusil” figuraba en las listas negras del senador McCarthy.

En el caso de “Al borde del peligro” Preminger contó con el guión del escritor Ben Hecht, a partir de la novela “Night Cry” que su autor William L. Stuart resumía así: “Cuando un hombre honrado mata, es evidente que no dispone de escondites, ni de complicidades como un truhán, pero sí tiene una cobertura de primera, su propia reputación”. Es el caso del policía que mata accidentalmente a un mafioso y luego hace todo lo que puede para endilgarle el muerto a otro, la línea divisoria entre buenos y malos, policías y ladrones, es muy relativa.

Preminger reúne de nuevo a Dana Andrews y a Gene Tierney, él con su eterna cara de tristeza y de preocupación estreñida, ella tratada con dosis masivas de muselina en los primeros planos, bellísima, maravillosa como siempre, ¡qué mujer!, es la cuarta vez que la pareja coincide en una película, ronda por allí también Karl Malden en un papel poco relevante.

Si os fijáis bien podréis captar varios gazapos de continuidad en materia de guantes en la escena de la paliza y muerte del héroe de guerra que da pié a todo el lío que se le vienen encima a Dana Andrews, un modesto precursor de “Harry el sucio”.
Juan Marey
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