Uno de los platos fuertes de la parrilla televisiva de este año que había preparado la cadena Netflix era ‘Sense8‘. Los hermanos Wachowski daban el salto a la pequeña pantalla (en colaboración con Tom Tykwer) con una ambiciosa propuesta que funciona muy bien.

Los hermanos Wachowski siempre tendrán en su haber ser los responsables de una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos. Su trilogía ‘Matrix’ creó una serie de adeptos, revolucionó el mundo de los efectos especiales y marcó una tendencia en el género. Pero a partir de ahí y tras producir ‘V de Vendetta’ no han hecho más que recibir varapalos. Su última película, ‘El destino de Júpiter’ parecía recobrar un poco el interés al servicio del espectáculo.

Cuando se anunció la serie ‘Sense8’, todo interés perdió fuerza al ser relacionada directamente con ‘El atlas de las nubes’ (al colaborar Tom Tykwer), quizás su peor película. Menos mal que, salvo las historias paralelas, el resultado tiene poco que ver.

Aún con algunas deficiencias en cuanto a cierta credibilidad de algunas situaciones (véase: ese asalto final a la fortaleza no puede ser más sencillo), ‘Sense8’ funciona muy bien. También os digo que su primer episodio, caótico y de montaje fallido, estuvo muy cerca de conseguir que no la viera. Pero todo acaba esclareciéndose capítulo a capítulo hasta tal punto de que llegas a conectar con cada uno de los ocho personajes.

Y es, quizás, lo que más me gusta de ‘sense8’: derrocha amor por los cuatro costados hacia sus ocho personajes principales. Al final el espectador acaba generando simpatía por todos (Will, Riley, Capheus, Sun, Lito, Kala, Wolfgang y Nomi) y sintiendo una conexión con ellos. Por decirlo así, el espectador quiere formar parte del grupo y disfrutar de las habilidades de cada uno de ellos.

Los Wachowski han acertado muy bien con la fórmula y una vez terminada la temporada te quedas con ganas de más. Las buenas críticas recibidas han asegurado una segunda temporada y sus creadores tienen cuerda argumental para cinco. Esperemos que no la den demasiado de sí.

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