Pues de esto que, tras pasar una mala noche por culpa de la fiebre, te levantas de la cama a las 6 de la mañana todavía convaleciente y con malestar en el cuerpo. Harto de la cama, me desplazo hasta el sofá y enciendo la televisión buscando algo que pueda entretenerme, que sea ligerito, y me quedo viendo ‘Algo prestado’ de Luke Greenfield mientras me tomo un ibuprofeno.

Es una película sencillita, de enredos amorosos en la que chico y chica parecen destinados a no acabar juntos porque, claro, él se va a casar con la mejor amiga de ella y ella pues piensa que no está a la altura. Lo cierto es que, nada más arrancar, sabes perfectamente cómo va a acabar todo esto, pero bueno, es el carisma de los secundarios lo que termina haciendo que la vea entera.

Porque sí, ahí está John Krasinski para levantar el espectáculo con el personaje más majo del grupo. Normal que, gracias a ‘The Office’ y esta terminase siendo el que más popularidad cogiese de los actores que aparecen. Kate Hudson está bien, es más, se nota que en este género es en el que se siente más cómoda y me atrevería decir que el echo de ser la «villana» de la función la viene bien.

Con los que no puedo es con la pareja protagonista, que me parecen inaguantables, tanto él como ella. Tienen una carga melodramática encima que esto parece una tragedia de Shakespeare y, chico, no lo veo para tanto. Hablando se entiende la gente, digo yo.

Pasable, sin más.

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