Después de lograr ser finalista al Oscar con la entrañable "Secretos del corazón", Montxo Armendáriz dirigió este honesto drama ambientado entre el 1944 y el 1948, periodo de resistencia de los maquis a la dictadura franquista. A través de los ojos de su protagonista, una joven de ciudad que vuelve al pueblo tras varios años de ausencia, vamos apreciando un hábitat escondido y la red de los personajes que habitan esa localidad fría, áspera, donde el miedo acecha y, cómo bien indica el título de esta obra, cuando los silencios se rompen de repente, es por motivos graves. Uno de los puntos fuertes de la película está en el atractivo plantel de actores: si bien creo que para el personaje principal hubiera preferido una actriz más expresiva como por ejemplo Leonor Watling, lo cierto es que Lucía Jiménez hace una interpretación sutil, la mejor de su carrera. Está muy bien acompañada por veteranos como Mercedes Sampietro, Álvaro de Luna y Pepe Oliva, en un personaje desagradable. Pero los más jóvenes también cumplen bien su cometido: Juan Diego Botto con un trabajado acento, María Botto en una de sus mejores interpretaciones, María Vázquez en un rol difícil y hasta Rubén Ochandiano, sobre todo por una escena con una autoridad. Precisamente por esta actuación, estuvo nominado al Goya a la mejor revelación, injustamente la única presencia en estos premios, aunque el 2001 fuese un año competente gracias a "Los otros" o "Juana la Loca". Así pues, este es un film sutil y profundo, no sólo uno de los mejores sobre la postguerra española, que hace hincapié en la situación de esas mejores que sufrían esperando y callando, sino también uno de los más logrados de su director y de ese año. Recomendable.