Una película que, según dicen, o adoras o detestas. Después de verla por segunda vez para confirmar mis impresiones de hace muchos años, ni la adoro ni la detesto: me parece una buena película, bien filmada, bien tramada, con más de un plano creativo (algunos movimientos de mano del dentista, las salas temáticas…), con muy buen ritmo. Aún sabiendo de antemano, por vagos recuerdos y temática obviamente anunciada, el argumento, me ha mantenido el interés todo el tiempo. Sí, es una película declaradamente de “sang i fetge” como decimos en catalán, truculenta, pero con truculencias específicas, “profesionales”, primeros planos impresionantes… Y aunque algunos personajes rayan lo grotesco, tampoco se pasan de esa raya, y en todo caso queda compensado por la coherencia y realismo que muestran otros personajes como la secretaria y enfermeras del doctor. También los policías se mantienen dentro de la coherencia, con una ironía no muy sutil pero ironía al fin y al cabo. Muy acertada la reacción de una de las pacientes: “tres veces al día…” (quien vea la película sabrá de qué hablo). En algún momento he apartado los ojos, otras veces he reído. Terror, humor, y en resumen la historia de un brote psicótico o algo parecido. El final no me convence. Sí la resolución de la historia pero no la escena final, creo que resulta un añadido que desmerece. Hubiera preferido una escena final más en consonancia con la escena del principio, donde las manos del doctor realizan acciones sin que se vean los objetos con que interacciona.
Desde luego es una película de serie B, pero no se merece, en ningún caso, un suspenso.