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España España · SALAMANCA
Voto de Guille:
6
Serie de TV. Thriller. Drama Serie de TV (2008-2013). 5 temporadas. 62 episodios. Tras cumplir 50 años, Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, se entera de que tiene un cáncer de pulmón incurable. Casado con Skyler (Anna Gunn) y con un hijo discapacitado (RJ Mitte), la brutal noticia lo impulsa a dar un drástico cambio a su vida: decide, con la ayuda de un antiguo alumno (Aaron Paul), fabricar anfetaminas ... [+]
21 de mayo de 2017
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado ya cuatro años de la quinta y última temporada de la que para muchos es una “obra maestra” de la televisión, al mismo nivel – o incluso más- de dos buques insignia como Los Soprano o The Wire –a mi entender, las dos mejores series realizadas hasta la fecha-. Las únicas que realmente merecen las diez estrellas.

Durante este tiempo me he resistido a ver Breaking Bad, entre otras cosas, por la elevada expectación que generó. Comercialmente fue un auténtico “boom”, arrasó en diversas entregas de premios, y hasta la crítica periodística la encumbró. Realmente –me preguntaba -, ¿será tan buena? Mientras tanto, he mantenido la duda. Ahora, una vez terminada, las sospechas e incertidumbres han sido resueltas.

La primera conclusión que obtengo se presenta con prontitud. No estamos ante una obra maestra. ¿Situar Breaking Bad al nivel de Los Soprano o The Wire? Seamos serios, la serie de Vince Gillian no supera el escalón de Prison Break. Tiene mejor fotografía, planos más cuidados y mejores actores, es cierto. Pero es lenta y con “poca chicha”.

La idea presentada es original y podría haber funcionado mucho mejor, sin embargo, poco a poco va girando hacia caminos cada vez más inverosímiles y surrealistas. ¿Estamos ante un thriller, un drama o es pura fantasía?

Ciertamente, siempre tuve dudas cerca del elevado éxito de Breaking Bad, pero nunca pensé que esta pudiera llegar a ser incluso –por momentos- irritante. ¿Me he pasado? Tal vez, pero conforme avanza la serie determinados personajes entran en una espiral esquizofrénica casi insoportable, mientras que otros –secundarios con mucho potencial- son desaprovechados de manera inconcebible.

Dentro del primer grupo encontramos a Walter (Bryan Cranston), el gran protagonista de esta historia; cuya codicia, maldad y locura van “in crescendo” temporada tras temporada. Tanto es así, que se hace imposible –por lo menos a mi- empatizar con él en la práctica totalidad de los momentos.
A veces, viendo a Walter White, recordaba al legendario Tony Soprano. El mafioso más famoso de la televisión cometía todo tipo de actividades delictivas y reprobables, pero a diferencia de “Heisenberg” había instantes en que “se dejaba querer”. Tony Soprano sí era un padre de familia, un amigo o un hermano cuando era preciso. La comparación puede extenderse a otros legendarios gangsters de series del máximo nivel, como Avon Barksdale (The Wire) o Nucky Thompson (Boardwalk Empire). En el caso de Walter no es así. Es un personaje monstruoso en su sentido más peyorativo.
Continuando con el “club de la esquizofrenia” nos encontramos con la esposa del protagonista, Skyler (Anna Gunn); una mujer fría, malhumorada y altamente impredecible. Su actitud descoloca “al más pintado”.
Finalmente, dentro de este grupo, no podemos dejar de hablar de Jessie Pinkman (Aaron Paul). Se trata de un joven adicto, con una personalidad volátil y descontrolada, pero con buen corazón. Ciertamente, confías en que el bueno de Pinkman levante el vuelo en algún momento, que “siente cabeza”. Al contrario que su jefe de laboratorio, Jessie tiene buen fondo, lo que permite que nos acerquemos más a él, ansiando que de una vez por todas tome el camino correcto.

Del otro lado, están los que yo catalogaría como secundarios desaprovechados –con los que además, el espectador puede llegar a “conectar más”-. Empezando por Hank (Dean Norris). El agente de la DEA introduce un toque de humor y tensión a la trama, aunque desafortunadamente, su cometido final es residual. El tío Hank merecía algo más. En general, el papel de la Administración para el Control de Drogas pasa “pies puntillas” en una serie cuya temática central son precisamente las drogas. Llamativo.
Otro de los destacados es Mike (Jonathan Banks), una especie de “señor Lobo” en Pulp Fiction. El único que intenta dar algo de sentido –y de arreglar- las diferentes situaciones en que se ven envueltos los protagonistas. Mike, al igual que Hank, podría haber dado más sí.
Cierro el análisis del reparto con Saul Goodman (Bob Odenkirk), el casposo y hortera abogado de Albuquerque. En ocasiones recuerda a otro de los picapleitos más famosos de la televisión, Lionel Hutz, si bien es cierto que al final no resulta tan tonto como el personaje animado de Los Simpson. Por momentos, se agradece mucho su comparecencia.

Por cierto, fue muy grato ver a Steven Bauer (el mítico Manny Rivera de Scarface) y a Robert Foster (Jackie Brown), aunque su presencia se limitase a un par de capítulos.

Así pues, llegados a este punto, y tras un análisis tan crítico, se plantea la gran pregunta: ¿Es Breaking Bad una mala serie de televisión? En absoluto. Pero con la misma contundencia hay que decir que tampoco es una obra maestra. No merece –objetivamente- la colección de dieces que atesora en Filmaffinity.
En ocasiones puede ser brillante, es cierto, pero en muchas otras también puede ser tediosa e irritante.

Una serie diez no despierta tales sensaciones. Cuando ves auténticas obras maestras –lamento ser reiterativo, pero es cierto- como The Wire o los Los Soprano no deseas que estas se acaben. ¡Quieres más! Con Breaking Bad, en cambio –y por desgracia-, termina por suceder lo contrario.

Se acabó la cocción amigos, siento anunciar que la pureza de la remesa no supera el 60%.
Guille
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